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Caso 45

     
 

Autor:

 

Blanca Rubio Aranda

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

DIAGNÓSTICO FINAL: Absceso hepático en lóbulo derecho

DISCUSIÓN:

El Absceso Hepático (AH) es una colección de pus rodeado de cápsula fibrosa que, según su etiología, se pueden dividir en dos grupos: piógenos y amebianos. La localización depende del origen (vía biliar: ambos lóbulos, porta: lóbulo hepático derecho fundamentalmente). El diámetro puede variar desde unos milímetros hasta varios centímetros. Cuando su origen es la vía biliar suelen ser múltiples y de pequeño tamaño, sin embargo, los originados a partir de diseminación portal, extensión directa o trauma suelen ser únicos y de mayor tamaño.

Las manifestaciones clínicas dependen de su mecanismo patogénico. La sintomatología clásica de los AHP consiste en fiebre con escalofríos y dolor en hipocondrio derecho con o sin hepatomegalia, de aparición subaguda, presente en el 40 % de los pacientes. El dolor abdominal alto se observa solo en la mitad de los enfermos. La ictericia se asocia a la existencia de patología biliar concomitante. El AHA se caracteriza por dolor abdominal (70-100 % de los casos), fiebre (70-100 %) y diarrea con o sin sangre (30-50 %). A veces, el absceso amebiano cursa sólo con fiebre.

Nuestro paciente acude por dolor abdominal difuso asociado a vómitos y deposiciones diarreicas de 4 días de evolución. Al tener diarrea podemos sugerir que el origen es amebiano. Además, presenta una lesión en el segmento VII-VIII redondeada de límites irregulares con contenido hipodenso, tabicado de unos 4cm de tamaño. Al estar el Absceso de nuestro paciente en el lóbulo derecho suponemos que el origen ha debido de ser portal.

La técnica de elección para su diagnóstico es la ecografía.

Ecografía: El principal hallazgo radiológico es el “cluster sign” o “signo del racimo” (pequeños abscesos coalesciendo en una cavidad única de mayor tamaño). Ecográficamente, el absceso hepático suele presentarse como lesiones de tipo mixto, heterogéneas, irregulares, inicialmente mal delimitadas y con cambios ecográficos precoces. Puede presentar paredes irregulares y suele tener algo de refuerzo acústico posterior.

La ecografía ha demostrado ser muy útil en la detección, caracterización y manejo de los AH; hechos cruciales ya que estas infecciones pueden llegar a ser fatales si no se tratan precozmente. La sensibilidad de la ecografía para el diagnóstico de AH es del 85 %, frente al 97 % de la TC, pero la ecografía no irradia al paciente a diferencia del TC. A pesar de su alta sensibilidad diagnóstica y su alto porcentaje de acierto, es necesario una correlación clínica y analítica. Harán falta cultivos de muestras para asegurar un diagnóstico de certeza y guiar la terapia antimicrobiana específica, incluyendo el drenaje de estos si es posible y necesario, justo como se hizo con nuestro paciente.

TC abdomino-pélvico: es cierto que su sensibilidad es más alta que la de la ecografía, pero esta prueba sí irradia al paciente. Se pidió un TC para comprobar la lesión hepática y para realizar el drenaje percutáneo, ya que fue guiado mediante TC abdomino-pélvico con contraste intravenoso. Con esta prueba mejoramos la filiación aunque le irradia, y en la mayoría de casos se consigue con el drenaje percutáneo la curación.

Tratamiento: El tratamiento de los AH incluye el drenaje guiado por imágenes y la terapia con antibióticos. Los abscesos pueden provocar sepsis, morbilidad y mortalidad significativas para los pacientes, el drenaje percutáneo guiado por imágenes es beneficioso para los pacientes en estado crítico. La frecuencia del tratamiento exitoso con drenaje percutáneo de abscesos en adultos y niños es del 85 al 90%. El drenaje percutáneo guiado por imágenes ha proporcionado una alternativa eficaz y segura al tratamiento quirúrgico; y ha permitido disminuir las complicaciones y la estancia hospitalaria.

Conclusiones: La guía ecografía suele ser la técnica de elección para el diagnóstico, aunque también se puede hacer de manera complementaria un escáner para mejorar la filiación y realizar el drenaje. El diagnóstico rápido y el drenaje guiado por imágenes reducen la mortalidad del 65 % al 2 %–12 %. La mejor detección y caracterización de los abscesos hepáticos por la ecografía con y sin contraste, junto al drenaje percutáneo guiado por ecografía ha mejorado mucho el tratamiento clínico, logrando muchas veces la resolución total de los mismos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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