5. Diagnóstico final: Diverticulitis aguda no complicada.
6. Discusión:
Tras la clínica que presenta la paciente, en este caso dolor en FII y flanco izquierdo, una PCR (marcador de inflamación sistémica) levemente elevada, y una leucocitosis leve (aumento de glóbulos blancos en sangre, signo de una respuesta inflamatoria o infecciosa), la sospecha clínica sería diverticulitis aguda. Esta es la causa más común de dolor en esa localización en pacientes con esta edad (60 años). Otros síntomas que podrían sugerir diverticulitis son la distensión abdominal o gases, fiebre, escalofríos, falta de hambre, náuseas…
Los divertículos son pequeñas bolsas o sacos abultados que se forman en la pared interna del intestino, soliendo aparecer en la parte inferior del intestino grueso (colon). Cuando estos se inflaman o se infectan ocurre la diverticulitis.
La prueba de imagen de elección en este caso es la TC abdominopélvica con contraste IV, porque es la prueba más sensible y específica para confirmar el diagnóstico, evaluar la extensión de la inflamación y descartar complicaciones como abscesos, perforación o fístulas. En cuanto a las otras opciones:
– TC sin contraste IV: tiene menor sensibilidad que con contraste, sobre todo para
observar la inflamación, pero podría ser útil si hay contraindicación al contraste.
– Enema opaco de colon: No se utiliza de primera elección al estar contraindicado por
riesgo de perforación en fase aguda, al igual que otros procedimientos, como la
colonoscopia. Estos se utilizarán en evaluaciones posteriores, una vez que la
inflamación aguda haya remitido.
– Ecografía abdominal: Puede ser útil en algunos casos, pero tiene menor precisión
para valorar la inflamación y complicaciones en el colon.
Relacionando los hallazgos con el diagnóstico final, en la imagen radiológica, se observan divertículos en colon descendente, con signos inflamatorios asociados. Esto es característico de una diverticulitis aguda no complicada, ya que los signos inflamatorios asociados (como el engrosamiento de la pared colónica, presencia de líquido libre y cambios en la grasa pericólica) indican diverticulitis activa; y además, no se observan hallazgos de perforación, abscesos ni fístulas, descartándose así una diverticulitis complicada, en la que también se encontraría una PCR y leucocitosis más elevadas. Radiológicamente, este caso se corresponde con un grado 0 de la clasificación de WSES.
Primeramente, se descarta colitis isquémica, debido a las siguientes diferencias:
– Localización: la colitis isquémica se da en el ángulo esplénico, mientras que la diverticulitis en colon sigmoide y descendente.
– Engrosamiento de la pared: en colitis isquémica es difuso y segmentario, en la diverticulitis es localizado en torno a un divertículo.
– Realce de la mucosa: en colitis realce en “doble halo/diana”, en diverticulitis difuso o ausente (en el caso de perforación).
– Inflamación pericólica: puede ser más leve en colitis isquémica.
Además, en colitis isquémica puede haber neumatosis intestinal (aire en la pared del tracto gastrointestinal) y no hay divertículos presentes.
Asimismo, se descarta la posibilidad de infarto omental porque este en los hallazgos
radiológicos de TC, se presenta como una zona focal de densidad aumentada (debido al edema, necrosis o hemorragia del omento), es decir, como una inflamación localizada con engrosamiento del omento, sin afectación del colon ni estructuras adyacentes. También pueden aparecer márgenes irregulares y se asocia con colección líquida o un halo de grasa periorbital. Por último, no se observarían divertículos y sintomatológicamente se vería más afectado el lado derecho del abdomen.
En relación al tratamiento, este dependerá del grado de los síntomas. La mayoría de los casos se tratan de forma ambulatoria, con analgésicos o almohadillas térmicas y siguiendo una dieta líquida al principio con una transición gradual hacia sólidos. A veces, incluso se administrará antibióticos. Los divertículos son permanentes, pero con una dieta rica en fibra y adecuada se puede disminuir la probabilidad de recurrencia. No obstante, la cirugía puede ser necesaria en algunos casos, si ha desarrollado complicaciones como una perforación intestinal, un absceso, una fistula o una obstrucción intestinal.