DIAGNÓSTICO FINAL: Bocio endotorácico
DISCUSIÓN
El bocio endotorácico, es una forma de crecimiento anormal de la glándula tiroides. No hay una definición unificada en cuanto a qué nos referimos cuando hablamos de bocio endotorácico o retroesternal. Las definiciones más aceptadas hacen referencia a la presencia de más del 50% del volumen glandular (o nódulos tiroideos) por debajo del estrecho torácico o a aquel tiroides que desciende ?3 cm por debajo del manubrio esternal. En cuanto a la etiología, las más descrita en la literatura es el bocio multinodular, aunque existen otras causas.
La mayoría de los bocios endotorácicos son asintomáticos y se diagnostican de forma incidental. Cuando presentan síntomas, estos se deben principalmente a los efectos compresivos sobre las estructuras adyacentes, especialmente la tráquea. Esta puede verse comprimida y desplazada, lo que provoca tos, disnea y apnea del sueño. Otro órgano que puede verse afectado es el esófago, cuya compresión origina disfagia. Con menor frecuencia, pueden producirse efectos compresivos sobre las estructuras neurovasculares cervicales y mediastínicas.
El diagnóstico se realiza mediante anamnesis y exploración física exhaustiva, junto a las diferentes pruebas de imagen. Al examen físico se describe una masa visible y palpable a nivel del cuello en el 70% de los casos, sin embargo, se ha de sospechar BIT cuando no sea posible palpar el borde inferior de la glándula. A la hora del abordaje diagnóstico, la adecuada exploración y la realización de un TAC brindan el diagnóstico en el 80% de los casos.
Entre las diferentes pruebas de imagen indicadas destacan la ecografía, la radiografía de tórax, TAC cervicotorácico y en algunos casos se podría usar también la gammagrafía torácica.
El primer estudio a realizar será un ultrasonido, no obstante, a pesar de su gran utilidad en los casos de bocio cervical el uso de esta prueba de imagen en BIT se ve limitado debido a interferencias en la imagen por la parrilla costal y el esternón.
La radiografía simple de tórax puede mostrar una masa mediastinal con bordes bien definidos y un engrosamiento del mediastino superior. En ella también pueden observarse signos indirectos que sugieren la presencia de dicha masa, como la desviación de la tráquea respecto a la línea media e incluso estrechamiento traqueal. Es posible identificar calcificaciones dentro de la masa, lo cual es característico de bocios multinodulares de larga evolución. No obstante, aunque la radiografía aporta información inicial relevante, esta técnica tiene limitaciones importantes pues no permite valorar con precisión el componente retroesternal, ni las relaciones anatómicas con las estructuras adyacentes. Además, el bocio puede pasar desapercibido si no es muy voluminoso. Por ello, la tomografía computarizada (TC) es el estudio de elección para confirmar y caracterizar esta patología con mayor exactitud.
El TAC con contraste es el gold estándar para la exploración cérvico-torácica, permite determinar la extensión de la masa tiroidea retroesternal y su relación con las estructuras adyacentes en el cuello, y en la cavidad torácica. La masa suele tener una densidad heterogénea, debido a áreas de hemorragias, necrosis, fibrosis, calcificaciones y puede contener quistes o áreas hipodensas, así como focos hiperdensos correspondientes a las calcificaciones, en caso de que las hubiera.
Además, nos permite valorar si hay contacto, compresión o desplazamiento de grandes vasos como la vena cava superior, el arco aórtico o el tronco braquiocefálico. También si hay afectación de la cadena simpática o del nervio laríngeo recurrente, en casos muy avanzados. Incluso permite valorar signos indirectos de malignidad, como bordes irregulares, infiltración de tejidos circundantes, adenopatías cervical o mediastínica e invasión de la tráquea o esófago.
Otras exploraciones incluyen la gammagrafía tiroidea y la biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF). La gammagrafía evalúa la funcionalidad del tejido tiroideo y puede ser útil para el diagnóstico diferencial del bocio con otras masas mediastínicas; sin embargo, puede dar falsos negativos en caso de nódulos fríos. En el caso de la biopsia, pese a su utilidad en el diagnóstico del bocio cervical, no está indicada en el bocio mediastínico por el riesgo de hemorragia.
Se concluye que el bocio endotorácico es una enfermedad de baja incidencia, cuya evaluación radiológica se realiza principalmente mediante ecografía, radiografía de tórax y tomografía computarizada cervicotorácica, siendo esta última de vital importancia para la planificación quirúrgica. El tratamiento de elección es la resección total de la glándula, aunque en algunos casos puede optarse por una tiroidectomía parcial.