El principal hallazgo encontrado en la ecografía es la dilatación de cálices y pelvis renales, lo que se conoce como hidronefrosis. Hay que tener cuidado de no confundir estas dilataciones con quistes renales de contenido hipoecoico, para ello es necesario conocer la anatomía del riñón y del sistema colector. Tampoco se observan cálculos ya que no hay imágenes hiperecoicas con sombra posterior (imagen típica de litiasis) ni hematoma.
Informe de la ecografía:
Ecografía de injerto renal:
Injerto renal en FID de tamaño y ecoestructura normal, con dilatación pielocalicial (hidronefrosis grado II/III).
Grosor corticomedular normal. No imágenes de litiasis.
Se calcula IR a nivel de arterias interlobares= 0.7. Vena y arteria renal permeables en hilio.
No se observan colecciones perirrenales.
Vejiga a media repleción sin alteraciones parietales.
Diagnóstico final: Hidronefrosis grado II/III
Comentario
Se trata de hidronefrosis (dilatación de la pelvis y los cálices renales) de grado II-III porque no se ha producido un adelgazamiento del parénquima renal (lo que sería grado IV)(2). No se observan colecciones perirrenales, alteraciones parietales ni imágenes de litiasis.
La solución a este cuadro es la introducción de un catéter doble J para asegurar el paso de orina desde el riñón hasta la vejiga (a pesar de la existencia de determinadas enfermedades del uréter o sus alrededores que dificulten esta función). Este procedimiento se realiza en Radiología Vascular Intervencionista.
Esto es importante porque la presencia de hidronefrosis se asocia significativamente con una disminución de la función renal. Sin embargo, un año después de la derivación urinaria los grados de hidronefrosis mejoraron significativamente y la función renal es comparable entre los grupos que presentaron hidronefrosis hasta un mes después de la intervención y los que no. (3)