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Caso 42

     
 

Autor:

 

Yolanda Caja Matas/Víctor Lozano Sánchez

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

Cuando los hallazgos observados en la ecografía no determinen un claro diagnóstico de la patología, en este caso, la estenosis hipertrófica de píloro, deberá dejarse al lactante en observación para posteriormente realizar de nuevo la ecografía y además, hacer una analítica. No se emplea otra prueba complementaria puesto que el paciente se trata de un recién nacido.

Diagnóstico final: ESTENOSIS HIPERTRÓFICA DEL PILORO

La estenosis hipertrófica del píloro (EHP) es la causa más frecuente de cirugía en los lactantes menores de 6 meses, superada solamente por las hernioplastias. La causa exacta de la estenosis del píloro no se ha determinado todavía, pero se han desarrollado algunas teorías relacionadas con un desequilibrio neurohormonal, o de mediadores neuroendocrinos, en el control del tono del esfínter pilórico, en la producción de gastrina (hipergastrinemia) y la motilidad del estómago. Lo que se ha esclarecido es que el fenómeno se desarrolla después del nacimiento, por lo que no se debe aplicar el término congénito.

El síntoma más característico son los vómitos posprandiales, no biliosos, progresivos hasta ser incluso en proyectil, que eventualmente impiden la alimentación adecuada del lactante. Esto lleva a pérdida de peso por disminución del aporte de calorías y por deshidratación.

El hallazgo de laboratorio más característico es la alcalosis metabólica por la pérdida de hidrogeniones a través del contenido gástrico; con el vómito se pierde también cloruro lo que lleva a hipocloremia, que completa el panorama de la bioquímica sanguínea. También se puede encontrar hipokalemia.

En la actualidad, el método más utilizado para confirmar el diagnóstico clínico es el ultrasonido abdominal. Se logra evidenciar engrosamiento de la capa muscular del píloro mayor de 3 mm, aumento en la longitud del canal pilórico mayor de 16 mm y diámetro transversal mayor de 14mm, sin embargo, es más importante la observación dinámica de la morfología del píloro y del antro gástrico. El signo inequívoco de la estenosis del píloro es la demostración de la hipertrofia de la capa muscular.

El diagnóstico diferencial de un lactante con vómitos incluye alteraciones que ponen en peligro la vida del paciente, como un vólvulo intestinal, aunque estos pacientes presentan por lo general vómitos biliosos y un rápido deterioro de su estado general. Las gastroenteritis virales también pueden presentarse durante la edad neonatal, al igual que las invaginaciones, aunque éstas se observan por lo general en lactantes más grandes que los afectados por la estenosis del píloro. El reflujo gastroesofágico es mucho más común que la estenosis del píloro, sin embargo, en este caso los vómitos ocurren durante la alimentación o inmediatamente después, y la cantidad del vómito permanece igual y el lactante va ganando peso, con buen aspecto general, al contrario de lo que ocurre en el lactante con EHP que pierde peso progresivamente. Por otro lado, como causa de vómitos se deben tener en cuenta también infecciones fuera del tracto gastrointestinal, como las infecciones respiratorias, del tracto urinario o del sistema nervioso central. Sin embargo, algunas causas congénitas de obstrucción intestinal alta pueden evolucionar con vómitos no biliosos, para considerarlas en el diagnóstico diferencial, como son: el páncreas anular, la atresia duodenal, la estenosis duodenal o la membrana antral.

El tratamiento actualmente es quirúrgico. Sin embargo, se deben corregir los trastornos hidroelectrolíticos (alcalosis, hipocloremia, hipokalemia y deshidratación) antes de que el paciente sea llevado al quirófano. La cirugía no es urgente; si el paciente es llevado a sala de operaciones con alcalosis metabólica se aumenta el riesgo de apnea posoperatoria; además, el estrés quirúrgico puede empeorar los trastornos electrolíticos.

Una vez compensado el paciente, se lleva a cabo la piloromiotomía de FredetRamstedt. Esta técnica consiste en realizar un corte en la serosa y luego en la capa muscular circular del píloro, sin cortar la mucosa; luego se deja sin suturar la muscular y se cierra la serosa. La operación generalmente se hace por laparotomía, aunque también se puede a través de técnicas laparoscópicas.