No es un Rabdomiosarcoma porque éste se suele dar en infantes y se produce en tejido muscular. Tampoco es un hemangioma, puesto que éstos suelen tener grasa. El adenoma pleomorfo tampoco es, ya que es el tumor benigno más común en la glándula parótida y en las imágenes vemos unos bordes mal definidos, signo de malignidad. Sospechamos de un carcinoma epidermoide cutáneo porque suelen provocar metástasis locales (el paciente ya había sido intervenido por ello anteriormente) y observamos el engrosamiento cutáneo (carcinoma epidermoide) contiguo a la tumoración intraparotidea (metástasis).
DIAGNÓSTICO FINAL: Carcinoma epidermoide cutáneo con metástasis intraparotídea.
DISCUSIÓN:
Los tumores de las glándulas salivales son poco frecuentes, constituyendo en 3% de los tumores de cabeza y cuello. La glándula parótida es el sitio más frecuente de localización de tumores secundarios, en comparación con el resto de glándulas salivales.
El objetivo de los estudios radiológicos en lesiones de glándulas salivares es determinar la localización intra o extraglandular, si su naturaleza es sólida o quística, la relación con estructuras vasculares y nerviosas, determinar la presencia de signos de malignidad, valorar la extensión hacia estructuras adyacentes, evaluar la presencia de metástasis ganglionares y descartar extensión perineural e intracraneal.
Existen diferentes técnicas de imagen para ayudar al diagnóstico de las lesiones, como por ejemplo:
* Ecografía: es de gran utilidad en el diagnóstico diferencial de la patología de las glándulas salivares. Se utiliza para diferenciar si su naturaleza es sólida o quística, la vascularización intralesional, los márgenes tumorales, si hay o no adenopatías asociadas, y si se trata de una lesión solitaria o multicéntrica.
Su principal indicación son las tumoraciones localizadas en el lóbulo superficial de la glándula parótida. Las neoplasias malignas de las glándulas salivares son generalmente tumoraciones de márgenes irregulares y mal definidos, hipoecogénicas y heterogéneas.
* Tomografía computarizada: en determinados centros sigue siendo la prueba de elección, ya que permite valorar el tumor local y las cadenas ganglionares regionales en estudios de duración y confortabilidad aceptables, algo que no ocurre aún con los estudios realizados mediante RM, que requieren tiempos de exploración mucho más largos. Además es la prueba de elección en pacientes con contraindicación para la realización de RM y presenta una sensibilidad y una especificidad muy superiores para la demostración de calcificaciones.
* Resonancia magnética: la glándula parótida tiene abundante tejido graso. Esto la hace aparecer hiperintensa en secuencias potenciadas en T1 y T2. La señal de la glándula parótida es heterogénea, con múltiples áreas lineales hipointensas que representan tejido intersticial, conductos salivares y ramas del nervio facial. Las secuencias potenciadas en T1 proporcionan una excelente delimitación de los márgenes del tumor hipointenso frente al tejido glandular graso hiperintenso; en cambio, en secuencias potenciadas en T2 donde los tumores, especialmente benignos o de bajo grado, pueden aparecer hiperintensos, la visibilidad del tumor puede estar muy limitada. Las secuencias potenciadas en T2 con supresión grasa o las secuencias de supresión grasa con técnica de inversión-recuperación STIR son, por tanto, imprescindibles para delimitar con potenciación T2 los tumores al suprimir el componente graso de la glándula. Las secuencias en T2 y la secuencia en T1 con contraste y supresión grasa son especialmente útiles en la valoración de la extensión tumoral extraglandular.
En los casos en los que la tumoración asienta en el lóbulo profundo de la parótida o detrás de la sombra acústica de la mandíbula, la ecografía resulta insuficiente y es necesario realizar TC o RM. Cuando exista sospecha clínica de neoplasia maligna debe realizarse también TC o RM para valorar adecuadamente estructuras profundas.
La diferenciación entre masas benignas y malignas no puede hacerse exclusivamente basada en el aspecto morfológico con métodos de imagen. Si bien las lesiones benignas tienen una cápsula y, por tanto, un contorno liso, y están bien delimitadas del tejido salivar adyacente, los tumores malignos de alto grado tienen unos márgenes imprecisos, irregulares e infiltrantes respecto al tejido salivar.