7. Diagnóstico final: Carcinoma hepatocelular.
8. Discusión
Actualmente, la identificación de carcinoma hepatocelular suele llevarse a cabo antes de que se manifiesten síntomas clínicos gracias a la implementación de técnicas de detección temprana. El propósito es encontrarlo en una etapa en la que el paciente pueda beneficiarse de un tratamiento eficiente. Para que este plan sea económicamente viable, debe aplicarse en grupos con alto riesgo de cáncer de hígado, entre los que se encuentran: pacientes cirróticos de cualquier etiología, pacientes en lista de espera de trasplante hepático y pacientes con hepatitis B crónica, entre otros.
Para identificar y describir anomalías concentradas en el hígado, se emplean tres técnicas de visualización: la ecografía, la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética (RM). Cada una requiere agentes de contraste específicos, y para diagnosticar el carcinoma hepatocelular (CHC), se necesita un examen dinámico de tres fases que comprenda una fase arterial, una venosa y una hepática tardía.
La conducta típica del carcinoma hepatocelular (CHC) en un examen dinámico utilizando cualquiera de las técnicas de imagen mencionadas es la de una masa focal sólida que muestra un marcado aumento en la intensidad de contraste en la fase arterial con respecto al tejido hepático circundante (se vuelve hiperatenuante) y un lavado rápido en fase portal (volviéndose hipo o isoatenuante), con lavado en fase tardía (se vuelve hipoatenuante).
LIRADS
La clasificación LIRADS, elaborada por el Colegio Americano de Radiología, surgió en respuesta a la necesidad de estandarizar la interpretación y clasificación de imágenes radiológicas de lesiones hepáticas, especialmente en pacientes con riesgo de hepatocarcinoma. Antes de la creación del sistema LIRADS, había una gran variabilidad en la interpretación de las imágenes, lo que dificultaba la comunicación entre radiólogos y otros especialistas, así como la toma de decisiones clínicas.
El sistema de clasificación se aplica a hígados que tienen factores de riesgo de CHC (por ejemplo, hígados cirróticos, VHB crónico sin cirrosis). LI-RADS no está diseñado para usarse en pacientes <18 años, aquellos con cirrosis debido a fibrosis hepática congénita y aquellos con cirrosis debido a trastornos vasculares (p. ej., síndrome de Budd-Chiari).
Las lesiones son catalogadas en función de: tamaño, hiperrealce en fase arterial, lavado “no periférico”, realce capsular y umbral de crecimiento.
Una vez categorizado el hallazgo, el sistema LIRADS aporta pautas adicionales diagnósticas y terapéuticas.
LR-1: DEFINITIVAMENTE BENIGNO. Regresa a vigilancia por imagen en 6 meses.
LR-2: PROBABLEMENTE BENIGNO. Se considera la repetición de la prueba de imagen antes de los 6 meses.
LR-3: PROBABILIDAD INTERMEDIA PARA MALIGNIDAD. Repetir o imagen diagnóstica alterna en 3-6 meses.
LR-4: PROBABLEMENTE MALIGNO. Discusión multidisciplinaria para decidir manejo. Puede incluir biopsia.
LR-5: DEFINITIVAMENTE MALIGNO. CHC confirmado.
LR-M: PROBABLE O DEFINITIVAMENTE MALIGNO, NO NECESARIAMENTE CHC. Repetir o imagen diagnóstica alterna en menos de 3 meses. Puede incluir biopsia.
En este caso, el paciente presenta un nódulo de 20,6 mm que muestra hiperrealce en fase arterial, lavado en fase portal e hiporrealce en fase tardía.
Según la clasificación LIRADS la presencia de un nódulo de más de 20 mm que se muestra hiperecogénico en fase arterial puede adoptar dos únicas categorías: LR-4 o LR-5.
Sin embargo, la existencia de lavado en fase portal permite clasificar a la lesión como LR-5, siendo definitivamente maligna.