DIAGNÓSTICO FINAL: Quiste del conducto tirogloso complicado.
DISCUSIÓN:
Las masas cervicales en los lactantes y en los niños son habitualmente benignas, ya sean lesiones congénitas (higromas quísticos, quistes del conducto tirogloso, quistes de la hendidura braquial, teratomas, hemangiomas y quistes tímicos) o inflamatorias (linfadenopatías o abscesos). Las neoplasias malignas, como el neuroblastoma, el linfoma y el rabdomiosarcoma, son causas mucho menos frecuentes de masas cervicales en los niños. [1]
La ecografía es el método de imagen de primera elección para el estudio de las masas cervicales en los niños y habitualmente puede ayudar en la localización de la masa y en la caracterización de su contenido interno. La especificidad de la ecografía en modo B en el diagnóstico de masas de partes blandas es de alrededor del 40%. Las lesiones con una apariencia característica en la escala de grises son los quistes del conducto tirogloso, los higromas quísticos, la fibromatosis colli y las linfadenopatías. La ecografía con Doppler color no aumenta significativamente la especificidad; sin embargo, puede aumentar la seguridad del explorador en el diagnóstico de lesiones vasculares o inflamatorias. Si la ecografía puede definir la extensión completa de la lesión, no son necesarias más pruebas de imagen. Sin embargo, si la lesión es grande o se sospecha malignidad es necesario recurrir a la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) para definir la extensión exacta de la masa antes de su resección quirúrgica. [1]
En este caso, el diagnóstico final fue un quiste de conducto tirogloso complicado (hay infección). Los quistes del conducto tirogloso son el resultado de una involución incompleta del conducto tirogloso embrionario y, por eso, tienen su origen en restos del conducto tirogloso. El aumento de tamaño de los conductos se produce como consecuencia de la acumulación de secreciones producidas por el revestimiento epitelial. [2]
Los quistes del conducto tirogloso pueden aparecer en cualquier lugar a lo largo del trayecto de descenso del conducto tirogloso (entre la base de la lengua y la región supraesternal), así como en el hueso hioides. Alrededor del 65% de los quistes del conducto tirogloso son infrahioideos, el 20% son suprahioideos y el 15% están a la altura del hueso hioides. Los quistes infrahioideos del conducto tirogloso característicamente están situados en el interior de los músculos pretiroideos. Los quistes del conducto tirogloso aparecen durante la primera década de la vida como masas blandas o semirrígidas e indoloras, localizadas en la región anterior del cuello en la línea media (cerca del 75% de los quistes del conducto tirogloso son de línea media) o ligeramente desplazadas de la línea media. Constituyen la anomalía de desarrollo de línea media más frecuente en el cuello del niño. La mayoría de los quistes que no están en la línea media se sitúan cerca de la superficie externa del cartílago tiroides y profundizan hacia los músculos del cuello. [2]
En la ecografía, los quistes del conducto tirogloso aparecen como masas anecogénicas o hipoecogénicas con refuerzo acústico posterior, bien definidas y de paredes finas. La ecogenicidad interna puede aumentar si el quiste tiene un alto contenido proteínico, sangre o material purulento (tras infección, en ocasiones se observan quistes ecográficamente heterogéneos). También pueden identificarse paredes gruesas y finos septos internos. La demostración de un tracto en sentido craneal desde el quiste apoya el diagnostico de quiste del conducto tirogloso. En TC y RM, los quistes no complicados son lesiones circunscritas de densidad e intensidad uniforme. El diagnostico diferencial de una masa de la línea media incluye los quistes del conducto tirogloso, el tejido tiroideo ectópico y las adenopatías. La ecografía puede confirmar la presencia de una glándula tiroidea normal en pacientes con quistes del conducto tirogloso y puede por tanto excluir la posibilidad de tejido tiroideo ectópico simulando un quiste del conducto tirogloso. Los quistes del conducto tirogloso son avasculares a menos que estén infectados, pudiendo mostrar entonces flujo en la pared del quiste o en los tejidos blandos adyacentes. [3]
El tratamiento es una resección quirúrgica por el riesgo potencial de infección y degeneración maligna ya que tanto los carcinomas papilares como los carcinomas de células escamosas han sido descritos en adultos que tenían en edad pediátrica quistes del conducto tirogloso. [3]