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Caso 02

     
 

Autor:

 

Antonio Gómez Sánchez

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

6. DIAGNÓSTICO FINAL: caverna tuberculosa en LSD y patrón intersticial micronodular.

7. DISCUSIÓN
La horquilla del diagnóstico diferencial en nódulos pulmonares cavitados es amplia y puede ir desde procesos inflamatorios agudos (debido a abscesos o infecciones micóticas y micobacteriales) hasta enfermedades crónicas, tumores malignos e incluso procesos ambientales como la silicosis. En primer lugar, para identificar correctamente una lesión cavitada, es imprescindible comprobar el grosor y la forma de la pared de la lesión. Si es una pared más fina, “dibujada a punta de lápiz” y con bordes regulares, se puede tratar de neumatocele, un quiste congénito o una bronquiectasia quística. Si los bordes de la lesión a estudiar son más irregulares y gruesos, lo más probable es que se trate de una lesión cavitada.

Una vez tenemos identificada y localizada la lesión cavitada en el parénquima pulmonar, tenemos que buscar las posibles causas en base a anamnesis y exploraciones físicas previas a las pruebas de imagen. Normalmente con una radiografía simple no es suficiente para determinar la etiología de la lesión y se tiene que recurrir a otras pruebas como un TC torácico y aplicar la ventana pulmonar.

En la tuberculosis pulmonar (enfermedad a la que se asocia clásicamente este tipo de lesiones) estos nódulos tienen una pared gruesa que tras el tratamiento reduce el grosor y adquiere una forma más irregular, pueden presentar también nódulos satélites alrededor y derrame pleural.

La neoplasia maligna por su parte es una de las causas más frecuentes de consolidaciones cavitadas en los pulmones y suelen asociarse con grandes tamaños y diferentes formas, pared gruesa de más de 24mm de grosor y retracción pleural. Al ser por una neoplasia, en la historia clínica se suele referir signos asociados a cáncer como la pérdida de peso y ausencia de síntomas agudos. Esto último es clave en el diagnóstico diferencial.

En un proceso micótico pulmonar cavitario, como una aspergilosis invasiva (asociada a enfermos previamente de otras neoplasias o inmunocomprometidos), el grosor de la pared del nódulo cavitado no suele superar los 3mm y asocia la presencia de hemorragia en “signo del halo”, con una alta especificidad y sensibilidad para la aspergilosis invasiva.

Los abscesos pulmonares son propios de infecciones microbianas (que también pueden cursar con necrosis pulmonar y derrame pleural en caso de neumonía bacteriana) y se distinguen por ser lesiones aisladas, definidas y redondas con un centro necrótico.

Este diagnóstico diferencial se suele acompañar de otro tipo de pruebas como biopsias o pruebas más específicas de cada condición para confirmar el juicio diagnóstico.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

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Rodríguez C, Vargas B, Rojas E, Velásquez C, de la Maza V, Mancilla E. Lesiones cavitadas pulmonares: diagnóstico diferencial y revisión pictográfica. Rev Chil Radiol [Internet]. 2023 [citado el 15 de marzo de 2024];29(2):57–67. Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-93082023000200057

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