7. DIAGNÓSTICO FINAL
Carcinoma en el LSD
8. DISCUSIÓN
Carcinoma en el LSD. Nódulo en el segmento posterior del LSD, con componente intrabronquial (bronquio lobar superior derecho), atrapamiento aéreo en todo el lóbulo y una pequeña neumonía postobstructiva.
El carcinoma broncogénico, conocido como cáncer de pulmón, constituye una de las principales causas de muerte por cáncer a nivel global. Los pacientes pueden no presentar síntomas hasta que la enfermedad esté en una etapa avanzada o se haya propagado a otras partes del cuerpo. Los signos más frecuentes incluyen tos, dolor torácico, expectoración con sangre, dificultad para respirar, pérdida de peso, fatiga y cambios en las uñas. El diagnóstico generalmente se realiza mediante radiografías o tomografías computarizadas del tórax, y se confirma mediante una biopsia. El tratamiento varía según la etapa de la enfermedad e incluye opciones como la cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estas. En años recientes, ha habido mejoras en el pronóstico, con una tasa de supervivencia del 19% a los 5 años, gracias al descubrimiento de mutaciones específicas que pueden ser tratadas de manera dirigida.
Existen cuatro tipos celulares distintos de cáncer de pulmón:
- Carcinoma epidermoide o de células escamosas: Se origina en los bronquios segmentarios o lobares y generalmente se localiza en áreas centrales. Produce obstrucción bronquial que puede resultar en neumonitis obstructiva o atelectasia. Tiende a crecer rápidamente.
- Carcinoma de células pequeñas: Mayormente se encuentra en áreas centrales y puede contener gránulos neurosecretores, lo que se asocia con síndromes paraneoplásicos. Tiene un pronóstico desfavorable.
- Adenocarcinoma: Predominantemente ubicado en áreas periféricas. Suele presentarse como un nódulo solitario, a excepción del adenocarcinoma difuso, que puede manifestarse con múltiples nódulos. Es el tipo celular que tiende a crecer más lentamente.
- Carcinoma de células grandes: Su diagnóstico se realiza por exclusión. Se caracteriza por presentar lesiones periféricas de gran tamaño y crecimiento extremadamente rápido.
En lo que respecta a la radiología, la radiografía de tórax es la prueba inicial preferida, ya que detecta alguna anormalidad en casi el 98% de los casos de cáncer de pulmón. La radiografía simple en vista anterolateral es comúnmente la primera opción cuando se sospecha cáncer pulmonar, aunque a veces puede no detectar ciertas características patológicas como algunos procesos en el tejido pulmonar o lesiones nodulares de menos de 2 cm. Sin embargo, puede ser útil inicialmente para identificar anomalías visibles en los pulmones del paciente.
La tomografía axial computarizada (TAC) se recomienda cuando se encuentra un nódulo pulmonar solitario en la radiografía. Sus utilidades incluyen determinar la extensión del tumor, detectar nódulos pulmonares, incluso pequeños, con mayor precisión que las radiografías, y proporcionar información sobre la presencia de cavidades, densidad, forma y la ubicación intrabronquial del tumor. Idealmente, se combina la radiografía de tórax con una tomografía computarizada, ya que esta última, gracias a su técnica de corte múltiple, ofrece una mejor resolución espacial y contraste, permitiendo visualizar detalladamente las estructuras anatómicas, nódulos y sus características, así como evaluar las lesiones primarias, compromisos ganglionares y presencia de metástasis.
La resonancia magnética se reserva para casos donde se sospeche afectación de grandes vasos, la pared torácica, compromiso de la columna vertebral o para estudios vasculares en pacientes alérgicos al medio de contraste.
La broncoscopia, por otro lado, permite la visualización directa del tumor y es el método más eficiente para obtener muestras para el diagnóstico histológico. También es útil para evaluar la movilidad de las cuerdas vocales, detectar invasión o compresión extrínseca de la tráquea, la carina y los bronquios, así como detectar tumores sincrónicos.