CONCLUSIÓN:
Finalmente, esta paciente fue diagnosticada de una apendicitis epiploica.
Los apéndices epiploicos son formaciones grasas que se encuentran en la superficie externa del colon, hacia la cavidad peritoneal. Será su característica vascularización junto con su peculiar morfología las que van a propiciar esta patología.
Lo que sucede habitualmente es que uno de estos apéndices se torsiona y esto produce el estrangulamiento del pedículo y su infarto, que al principio es venoso y, si se prolonga en el tiempo, se hace isquémico.
La Apendicitis epiploica es una entidad benigna y autolimitada por lo que el tratamiento es conservador. Y cabe destacar que el pronóstico de estos pacientes es excelente, con una disminución paulatina de la sintomatología y una remisión completa en 1-2 semanas.
Dada la enorme lista de enfermedades que pueden provocar dolor abdominal y la gravedad de algunas de ellas, la historia clínica es fundamental. En nuestro caso se trata de un dolor agudo inespecífico al no estar asociado a hallazgos complementarios y dada la escasa rentabilidad diagnóstica de la radiografía que solo constituye la prueba diagnóstica inicial cuando se sospecha de la perforación de víscera hueca, obstrucción intestinal o ingestión de un cuerpo extraño, nosotros vamos a utilizar la ecografía ya que esta es la prueba de elección cuando un paciente acude con un dolor agudo abdominal localizado que descarta las situaciones antes mencionadas. Además, se trata de una prueba con un elevado beneficio con respecto a los posibles riesgos, que es muy accesible en los diferentes hospitales, de bajo coste, rápida y que no emite radiación. Y aunque la TC es mucho más sensible y específica que la ecografía, el hecho de que no se radie al paciente y su menor coste la convierten en la primera técnica de elección ante la sospecha de este diagnóstico.
En el estudio ecográfico, se observó una masa ecogénica, no compresible, ovalada situada por debajo de la zona de máximo dolor. Este hallazgo es característico de lo que se ha llamado «infarto graso focal intraabdominal» que incluye tanto la apendicitis epiploica como el infarto omental. La presencia de un halo hipoecogénico rodeando la masa visualizada ayuda a diferenciarlo de la grasa afectada en otros procesos inflamatorios intraabdominales, como la apendicitis o la diverticulitis, estableciendo un primer diagnóstico diferencial. El aspecto ecográfico es completamente característico tanto de una apendicitis epiploica como de un infarto omental por lo que es necesario completar siempre el examen ecográfico con un estudio de TC, tanto para confirmar la naturaleza grasa de la masa como para identificar el anillo hiperdenso central que permite diferenciar ambas entidades. Este anillo hiperdenso representa histológicamente el apéndice torsionado típico de una apendicitis omental. La imagen típica de una apendicitis epiploica en la TC es la de una masa de atenuación similar a la grasa (aunque con valores de atenuación mayores que la grasa no alterada) delimitada por un anillo hiperdenso, con la grasa periapendicular afectada. Con frecuencia se puede ver un centro hiperdenso en el interior del apéndice torsionado, junto con engrosamiento del peritoneo visceral adyacente. Mientras que el infarto omental se manifiesta como una imagen similar a la apendicitis epiploica, salvo que por definición nunca presenta anillo hiperdenso.
Así es como podemos finalmente dar un diagnóstico diferencial de apendicitis epiploica con certeza y de forma precisa.