La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad inflamatoria-desmielinizante crónica del sistema nervioso central. La forma remitente-recurrente de la enfermedad se caracteriza por la aparición de manifestaciones clínicas diseminadas en espacio y tiempo. Estos brotes de la enfermedad se corresponden desde el punto de vista patológico, con la aparición de focos agudos de inflamación y desmielinización, que posteriormente, con el cese de la actividad inflamatoria, desarrollarán grados variables de remielinización, dejando como secuela placas escleróticas que con el tiempo se distribuyen globalmente por el parénquima encefálico, la médula espinal y los nervios ópticos.
El diagnóstico clínico de EM se fundamenta en la demostración en un paciente de al menos dos lesiones en el sistema nervioso central (en el caso que nos ocupa, el paciente presenta 40 lesiones) no explicables por procesos diferentes a la EM, situadas en dos localizaciones anatómicas diferentes (diseminación espacial) y que se han manifestado en tiempos diferentes (diseminación temporal).
La resonancia magnética (RM) es la técnica más sensible en la detección de lesiones desmielinizantes en el sistema nervioso central en pacientes con EM. Como consecuencia de esta alta sensibilidad, la RM se ha convertido en una técnica esencial no sólo en el diagnóstico de la EM sino también como marcador pronóstico en la fase inicial de la enfermedad, tanto en relación a la aparición de futuras recurrencias clínicas, como al grado de discapacidad futura.