La ecografía es la prueba de elección, pues es una prueba muy útil que no emite radiación y tiene una alta disponibilidad y sensibilidad. La TC resulta útil por su capacidad de mostrar el componente cálcico de la lesión, pero la emisión de radiaciones ionizantes y su elevado costo, así como la incapacidad de realizar cortes suficientemente finos en la región del nervio óptico, hacen que no sea una prueba adecuada. Por último, la RM también resultaría útil, pero tiene una menor sensibilidad que la ecografía.