Dado que los síntomas del paciente sugieren patología de origen pulmonar, la prueba de primera elección será la radiografía de tórax, ya que se trata de una prueba sencilla, rápida y de alta disponibilidad. Además comparada con el TC de tórax, las dosis de radiación recibidas por el paciente son mucho menores, siendo suficiente en la mayoría de los casos para establecer un diagnóstico en este tipo de patología.
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