El espacio pericárdico contiene normalmente entre 15 y 50 ml de líquido. Se entiende por derrame pericárdico la presencia de una cantidad de líquido mayor. El derrame pericárdico puede ser debido a múltiples causas, inflamatorias o de otra naturaleza. La presencia de líquido en el pericardio eleva la presión intrapericárdica, pero la magnitud de esta elevación depende, no sólo de la cantidad absoluta del líquido, sino también de la rapidez con la que se ha acumulado y de las características físicas del pericardio.
El agrandamiento de la silueta cardíaca aparece generalmente cuando se acumula mas de 250 ml de líquido en saco pericárdico. Por tanto, una radiografía de tórax normal o poco anormal no excluye la presencia de derrame pericárdico. Tanto la TC como la RM son técnicas útiles para detectar derrame pericárdico, su distribución y, en ocasiones, permiten caracterizar su naturaleza (por ejemplo, hemorrágico). Además, sirven para diferenciar la grasa epicárdica y para determinar el engrosamiento pericárdico o la presencia de masas intrapericárdicas.
La exploración física de pacientes con derrame pericárdico puede ser normal. Sólo cuando la presión intrapericárdica está significativamente elevada aparecen los hallazgos característicos del taponamiento. Cuando la duración del derrame es superior a 3 meses con características estables se considera que el derrame pericárdico es crónico.