Considerando la historia clínica del paciente, debemos descartar que se trata de metástasis, ya que no tiene antecedentes previos de neoplasia. Sin embargo, se trata de un paciente fumador activo y con patología pulmonar: EPOC. Estas dos últimas situaciones, son factores de riesgo predisponentes a padecer cáncer de pulmón; siendo el tabaco el principal factor de riesgo, aumentando éste con el grado y la duración.
Por ello, es muy importante tener en cuenta la historia clínica del paciente. Pues, ésta nos ayudará a llegar al diagnóstico; aunque en ocasiones sea necesario realizar pruebas complementarias para precisarlo, como es una biopsia, para determinar ante qué tipo de tumor nos encontramos, histológicamente. En función de sus características habrá que poner en marcha distintas actividades terapéuticas.
NÓDULO PULMONAR:
Se define nódulo pulmonar como una opacidad esférica, bien circunscrita, de un diámetro igual o menor a 30 mm (las de mayor tamaño se denominan masa) que está completamente rodeada de parénquima pulmonar bien aireado y que no está asociado a atelectasias, afectación hiliar o derrame pleural. Se trata, por tanto, de un nódulo sin coexistencia con afectación pulmonar evidente.
Un nódulo es una lesión que puede ser benigna, en el mayor número de los casos, o maligna. La forma de los bordes nos puede indicar si se trata de una situación u otra, así como el contenido o no de calcio.
El diagnóstico diferencial que plantea el NPS (nódulo pulmonar solitario) es muy amplio ya que puede ser la manifestación de diversas patologías de etiología inflamatoria, infecciosa, anomalías del desarrollo, vasculopatías y neoplasias.
Aquellos nódulos de etiología benigna son normalmente secundarios a infecciones, aunque también se pueden tratar de hamartomas. En cuanto a los nódulos malignos, éstos nos pueden indicar cáncer de pulmón o metástasis pulmonares, siendo los orígenes más frecuentes el cáncer de mama, colon, útero, cabeza y cuello.
Se debe realizar una evaluación clínica con el fin de identificar la etiología más probable de dicha lesión y consecuentemente clasificarla. Esta evaluación incluye la historia del paciente, la clínica y la exploración física. Los factores asociados con una mayor probabilidad de malignidad son fundamentalmente la edad (poco frecuente por debajo de los 40 años, raro en menores de 35), la historia de cáncer previo y el consumo de tabaco (principal factor de riesgo, aumenta con el grado y duración). Existen otros aspectos a tener en cuenta como son la existencia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), fibrosis pulmonar de cualquier etiología o daño pulmonar por distress respiratorio o radioterapia, que aumentan la susceptibilidad de desarrollar cáncer de pulmón. La exposición a determinadas sustancias como el asbesto también supone un factor de riesgo.
El contexto clínico y la caracterización adecuada permiten realizar un diagnóstico correcto en la mayoría de los casos. Hay diferentes alternativas en cuanto a las medidas a seguir: RX simple y TC para controles radiológicos periódicos, PET, fibrobroncoscopia con toma de biopsia, PAAF y cirugía. La biopsia y análisis anatomo patológico establece con frecuencia el diagnóstico pero debe evitarse en caso de que el nódulo sea benigno, pues es un procedimiento invasivo.
En cuanto a las técnicas de imagen que nos permiten detectar un nódulo pulmonar, encontramos:
* La radiografía de tórax es el estudio inicial en muchos pacientes, pero se trata de una prueba con baja sensibilidad para la detección del NPS, ya que al menos estos deben presentar unos 9 mm o presentar calcificaciones.
* La TC constituye en la actualidad el método de elección para confirmar y valorar adecuadamente la existencia de nódulos pulmonares. Permite conocer la morfología, tamaño, contenido interno, vascularización y velocidad de crecimiento del nódulo pulmonar. La presencia de calcio indica malignidad.
* PET/PET-TC: No estaría indicada en NPS de probabilidad de malignidad intermedia o alta, pues su resultado no modificará la actuación, sin embargo sí estará indicada en NPS con probabilidad pretest intermedia o baja, pues su resultado si podrá modificar la actuación posterior.
Para aquellos nódulos de 8 mm o mayores, el seguimiento debe ser conservador mediante TC si presenta malignidad baja o intermedia sin alteraciones; sin embargo, se debe tomar biopsia en aquellos casos en los que se evidencia crecimiento del nódulo o característocas de malignidad.