En este proceso diagnóstico, una vez realizada la radiografía simple de abdomen, y la ecografía, se procede a la realización de una TC sin contraste, ya que esta nos permite confirmar los hallazgos, en este caso el cálculo o litiasis renal, conocer su tamaño, localización exacta, y conocer si existen otras patologías asociadas. Además de esto, gracias a las UH (unidades Hounsfield) podemos conocer la composición de la litiasis, y por tanto, el abordaje terapéutico a realizar. Por último, nos permite descartar otras patologías asociadas, o incluso lesiones que no habíamos visualizado previamente. [1] [2]