Con solo la realización de la ecografía no sería posible discriminar entre dichos tumores, ya que son todos tumores renales sólidos; pero tras la TC, la gran masa de densidad grasa que observamos, es únicamente compatible con el angiomiolipoma.
En resumen, hablamos de una paciente de 85 años con un cuadro de dolor abdominal e inestabilidad hemodinámica y datos de hemorragia, sin episodios previos similares. La palpación de una gran masa abdominal nos lleva a sospechar un tumor o una rotura de aneurisma aórtico, por lo que se hace evidente la necesidad de una ecografía.
La ecografía es una técnica de imagen no invasiva que cuenta con numerosas ventajas : es económica, rápida de hacer, no emplea radiaciones ionizantes y se encuentra disponible en prácticamente todos los centros. Como contrapunto, su mayor desventaja es que es operador-dependiente. Resulta muy útil para diagnosticar las causas de dolor abdominal, así como mostrar el aumento de tamaño de órganos abdominales y la presencia de masas tumorales y su naturaleza, sobre todo, permite diferenciar entre masas sólidas y quísticas.
Dado que ecográficamente se descubre una masa hiperecogénica en la fosa renal izquierda, enfocamos nuestra sospecha a los tumores sólidos renales. La TC nos aporta información acerca de la composición y naturaleza del tumor. Como vemos un patrón radiológico que orienta a composición grasa, el diagnóstico diferencial lo haríamos entre los distintos tumores grasos que pueden afectar al riñón: un mielolipoma (adrenal), un liposarcoma (que es infrecuente en el riñón) o, como en este caso, un angiomiolipoma.
El hallazgo de una masa sólida, unilateral, vascularizada, con grasa macroscópica y ausencia de calcificación (que nos podrían orientar hacia cáncer de células renales), nos hacen decantarnos por el diagnóstico de angiomiolipoma, tumor benigno más frecuente en el riñón de adulto. Además, la clínica de la paciente también nos orienta hacia un tumor benigno, de crecimiento lento, al ser un masa muy grande que no ha dado síntomas hasta el momento, y solamente ha dado la cara cuando ha habido una complicación.
El angiomiolipoma (AML) es un tumor benigno compuesto por cantidades variadas de vasos dismórficos, músculo liso y tejido adiposo. El 80% es esporádico, más frecuente en mujeres (4:1) de entre 40-60 años y, en la práctica clínica, lo más frecuente es que sea un hallazgo incidental. Otra presentación podría ser como hemorragia retroperitoneal espontánea (síndrome de Wunderlich) debido a que tienden a formar aneurismas. A mayor tamaño del AML, mayor es la incidencia de formación de aneurismas, incrementado el riesgo de rotura y sangrado.