Las lesiones metastásicas aunque tengan bordes bien definidos y puedan ser lesiones focales, presentan una característica que las diferencia del ictus isquémico, el realce en anillo, en el que se observa una pared gruesa en forma de anillo y que muestra realce heterogéneo ya que los bordes del mismo son hiperintensos mientras que el centro de la lesión es hipointensa.
DIAGNÓSTICO FINAL: ICTUS ISQUEMICO AGUDO
El paciente presenta un ictus isquémico agudo de la arteria cerebral posterior derecha. La primera técnica a realizar en un paciente que llega a urgencias con cierto grado de alteración neurológica como es el caso de nuestro paciente, es la TC craneal simple debido a que es una prueba mucho más rápida de realizar que la RMN así como más económica, aunque tiene una sensibilidad baja durante las tres primeras horas. Ello junto con el hecho de que los cambios propios de los procesos isquémicos no se observan en la TC hasta aproximadamente 24 horas después de la aparición de los síntomas, explicaría que en muchos casos en la TC no se encuentren hallazgos de interés.
En cambio la RMN sí que permite identificar procesos isquémicos desde las primeras horas así como aportar información tan valiosa como la extensión del daño cerebral irreversible y las regiones susceptibles de infartarse. Pero sin duda son las secuencias de difusión las que aportan la información más precisa ya que permite determinar si la lesión es aguda o crónica, viéndose las primeras hiperintensas. Todo ello convierte a la RMN y dRM en técnicas indispensables a la hora de diagnosticar correctamente un ictus isquémico.
En cuanto al tratamiento, la trombólisis es el tratamiento de elección durante las primeras horas (<4,5 horas de evolución) aunque se asocia a un riesgo de hemorragia que hace los pacientes anticoagulados no puedan beneficiarse del mismo. Otro tratamiento a aplicar sería el tratamiento endovascular mediante trombectomía mecánica.