La angiografía es una técnica basada en rayos X que permite el estudio anatómico de los vasos sanguíneos y su recorrido en cualquier parte del cuerpo. En este caso se aplicará al territorio hepático. La quimioembolización hepática es uno de los procedimentos en la terapia intraarterial frente a neoplasias hepáticas primarias y secundarias. Consiste en el bloqueo del suministro de sangre al tumor después de administrar fármacos quimioterápicos en los vasos cercanos a este. Esto se consigue mediante un preparado personalizado, en base a las características del paciente realizado en el servicio de farmacia del hospital. El medicamento estará contenido dentro de unas microesferas de entre 100 y 500 micras de tamaño. Actuaran bloqueando el flujo de sangre y a la vez irán liberando poco a poco el fármaco, en este caso se utilizó adriamicina. Con esto conseguimos que llegue una mayor cantidad del fármaco a los tumores durante un periodo de tiempo más largo, con lo que se destruirán más células cancerígenas. También disminuimos los efectos secundarios que se podrían producir si la quimioterapia fuera vía sistémica.
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Imagen con realce de la vascularización intrahepática, se localizan nódulos donde se aplicará la embolización e introducción del quimioterápico.
La técnica comienza con la caterización de la arteria femoral, utilizando siempre Técnica de Seldinger ( aguja-guía-catéter), se asciende por arteria aorta, llegamos a tronco celíaco hasta alcanzar la arteria hepática común, una vez allí se utilizan catéteres más finos que nos permiten, a través de la arteria intrahepática buscar la arteria que más próxima esté al tumor para poder introducir el fármaco,intentando ser lo más selectivo posible para no dañar zonas sin tumor.
Este procedimiento se puede realizar gracias a la vascularización del hígado, ya que el 80% de su irrigación procede de la vena porta mientras que el 20% restante de la arteria hepática. Por el contrario la vascularización de las lesiones neoplásicas hepáticas es fundamentalmente de origen arterial, con presencia de un aporte vascular preferencial con respecto al resto del parénquima hepático.
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En esta imagen se pueden apreciar los dos nódulos hepáticos.
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Imagen postquimioembolización.
Después del procedimento, el paciente quedará ingresado durante 36-48 horas para el control del síndrome postembolización de la función hepática. Dicho síndrome consiste en un cuadro clínico transitorio caracterizado por náuseas, vómitos, fiebre y dolor abdominal que se presenta con mayor o menor intensidad en el 60-80% de los pacientes tratados. Los hallazgos analíticos incluyen leucocitosis y elevación transitoria de las enzimas hepáticas. Este cuadro se controla habitualmente de forma sintómatica.
Pasado un mes se realiza control para comprobar la evolución del tratamiento administrado y valorar respuesta tumoral.
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