Un diagnóstico temprano en pacientes con infecciones musculoesqueléticas es importante para evitar la morbilidad y la mortalidad asociada, la cronicidad del proceso y las secuelas subyacentes. La radiografía simple continúa siendo el examen inicial de elección pese a su baja sensibilidad y especificidad, debido al cuadro clínico inicial incierto. La resonancia magnética es altamente sensible para la detección de osteomielitis (OM) aguda y artritis séptica en cuadros donde ya se sospecha. La tomografía computada es de mayor utilidad para procedimientos intervencionistas y para determinar la evolución a infecciones subagudas o crónicas. El ultrasonido es útil para la detección de derrame en ciertas articulaciones o de colecciones líquidas en partes blandas. La medicina nuclear es altamente sensible para el diagnóstico de osteomielitis aguda, pero es de menor especificidad.
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