La radiografía simple o convencional es el examen básico para la investigación de la gran mayoría de las patologías músculo-esqueléticas. Generalmente no se debe realizar un examen de ecografía, TC o RM sin haber practicado previamente una radiografía simple del área de interés. (1)
Es una técnica que presenta limitaciones en el estudio de las patologías complejas de las partes blandas ya que en una radiografía simple los hallazgos pueden ser normales o similares a los de una celulitis con aumento de partes blandas (2). No obstante, es muy útil para la detección de alteraciones cutáneas (cicatrices, úlceras), atrofias musculares, edemas, hemorragias, presencia de masas por desplazamiento de las líneas grasas y observación de cuerpos extraños, calcificaciones o gas.
Ofrece una gran variedad de aplicaciones clínicas: antecedentes de traumatismos, tumores óseos y de partes blandas, sospecha de infección, etc. Además presenta una amplia disponibilidad, es económica, de fácil realización y emite baja dosis de radiación.
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