Tras estos 20 días el infiltrado remite por completo y el diagnóstico de este paciente al alta es: Bronconeumonía totalmente resuelta.
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NEUMONÍA:
Se caracteriza por una condensación lobar o segmentaria. Se observa una densidad confluente que borra las imágenes vasculares normales. Es importante conocer que a veces, durante las fases iniciales, el aspecto radiológico es el de una condensación sublobar no segmentaria, que puede parecer claramente circunscrita por la afección uniforme de los alvéolos contiguos. Esto conduce a la denominada neumonía redonda. La mayoría de las neumonías lobares son bacterianas siendo el neumococo el microorganismo más comunmente implicado. Sin embargo, las lobulillares suelen ser víricas o por micoplasma y son reconocidas por tener engrosamientos peribronquiales asociado a la densidad alveolar.
BRONCONEUMONÍA:
Es la inflamación parcheada, de distribución irregular, que afecta generalmente a más de un lóbulo. Este patrón es el resultado de infección inicial de los bronquiolos que se extiende a los alvéolos adyacentes.
RADIOLOGÍA TORÁCICA
Las manifestaciones clínicas de la neumonía son inespecíficas, por lo que la radiografía de tórax es obligada para establecer su diagnóstico, localización y extensión, sus posibles complicaciones, y la existencia de enfermedades pulmonares asociadas, otros posibles diagnósticos alternativos, y también para confirmar su evolución hacia la progresión o la curación. Sus limitaciones son la incapacidad para discriminar entre una neumonía y otros infiltrados inflamatorios no infecciosos y también para detectar pequeños infiltrados visibles por métodos más sensibles, como la tomografía computarizada (TC).
La recomendación de realizar una radiografía de tórax de rutina en sus 2 proyecciones convencionales a los pacientes con sospecha de neumonía es universal (nivel II), y obligatoria tanto en los pacientes estudiados en el hospital, ingresen o no, como en los atendidos fuera de él, sobre todo si no hay mejoría clínica tras 48 h de tratamiento empírico (nivel III).
No hay ningún patrón radiológico que permita reconocer la etiología de la neumonía, ni siquiera diferenciar entre grupos de patógenos (nivel II). Los patrones clásicos (neumonía lobar, bronconeumonía y neumonía intersticial) no son exclusivos de ningún agente etiológico, aunque el reconocimiento de dichos patrones puede ser útil en ocasiones (nivel III). La curación radiológica es casi siempre posterior a la clínica y en ocasiones puede tardar más de 8 semanas por lo que, aunque no es necesaria la práctica sistemática de una exploración radiológica previa al alta hospitalaria, sigue siendo imprescindible la confirmación radiológica de la curación de la neumonía.