Observamos la lesión gástrica conocida como una masa que se superpone hipodensa en comparación con el parénquima en el que se encuentra alojada. Esta masa está perforada, por lo que encontramos aire en el abdomen. Descartamos la isquemia tanto intestinal como gástrica, pues no se ven vasos dilatados. Tampoco se observa aire en el peritoneo que pudiera indicar un neumoperitoneo.
Diagnóstico final: perforación contenida de carcinoma neuroendocrino gástrico.
Discusión radiológica:
Cualquier parte del tubo digestivo puede perforarse y liberar contenido gástrico o intestinal a la cavidad abdominal. Las causas pueden ser múltiples, como traumatismos, neoplasias, divertículos, Enfermedad de Crohn…
Las perforaciones tienden a manifestarse de manera súbita con un cuadro de abdomen agudo, con dolor abdominal generalizado e intenso, dolor a la palpación y signos peritoneales.
Ante la sospecha clínica de una perforación de víscera hueca abdominal está indicada la realización de una radiografía simple, siendo la técnica de primera elección el examen en bipedestación con proyección AP o el decúbito lateral con rayo horizontal (en el caso de que el paciente no pueda tolerar bipedestación). De esta manera, la radiología convencional puede permitirnos identificar una camára de aire extraluminal, pero será la Tomografía Computerizada la que permita determitar con mayor exactitud la localización de la perforación.
En general, la capacidad diagnóstica del TC en la localización de la perforación intestinal es alta, siendo la técnica actual de mayor potencial diagnóstico en esta patología. Está descrita una sensibilidad diagnóstica del 95-98%. Es considerada una modalidad de imagen aceptable desde un punto de vista de rapidez y coste-efectividad. El signo clásico de la perforación de víscera hueca en TC, es la visualización del gas extraluminal. No obstante, no todas las causas de neumoperitoneo son patológicas, por tanto este hecho debe ser tenido en cuenta en la interpretación de las imágenes.