iagnóstico FINAL: Infarto isquémico hemodinámico.
Comentario
TC de cráneo. El paciente presenta un déficit neurológico, por lo que es necesario un diagnóstico precoz para confirmar o descartar posibles lesiones de las que su pronóstico puede depender del tiempo de detección. Así el TC es una técnica de primera elección, por su buena disponibilidad, rapidez de ejecución, probada eficacia y bajo coste. Para establecer el grado de densidad de la lesión, la comparamos con la densidad del tejido en el que se asienta, ya que esta produce cambios en las características del mismo que derivan en alteraciones en la atenuación normal y con ello cambio en las unidades Hounsfield y en el brillo en los pixeles. En este caso podemos observar como las lesiones se ven menos densas, es decir, más oscuras que la sustancia blanca de alrededor.
RM. La RM es una técnica sensible a las lesiones y por ello es una herramienta de segunda elección diferidamente después de la valoración en el ámbito de urgencias con la TC, siempre que, ante la sospecha de un accidente cerebrovascular, no se haya activado el código ictus, en cuyo caso bien la TC multiparamética y angioTC o la RM difusión-Perfusión y angioRM se realizarán inmediatamente después de la TC simple. Aunque las lesiones son hiperintensas de forma similar en los dos hemisferios, sólo las del lado derecho muestran una hiperintensidad marcada en la secuencia potenciada en difusión lo que se debe a una restricción de la difusión del agua. Las lesiones se distribuyen por una región vascular limítrofe.
En un principio podríamos pensar, que se trata de lesiones metastásica, pues nuestro paciente ha padecido previamente un cáncer de próstata, que es uno de los más frecuentes que metastatiza en el encéfalo por diseminación hematógena. Pero en un TC simple, las metástasis son lesiones hiperdensas, que suelen rodearse de un halo hipodenso que refleja el edema. Además al realizar un T2 en secuencia de difusión la lesión realza, tratándose por tanto de una lesión aguda y no crónica, y disminuye la probabilidad de que sea una metástasis pues suponemos con ello más tiempo de evolución.
Por la clínica del paciente, que presenta un déficit neurológico repentino, nuestra sospecha se centra más en un posible ictus. Y dentro de sus dos causas posibles, isquémica y hemorrágica, nos decantamos más por la primera tanto porque es más frecuente, un 85% de los casos frente a un 15%; como por los hallazgos radiológicos que nos muestran los estudios de imagen. En un ictus hemorrágico agudo, en el TC observaríamos lesiones hiperdensas, y en un crónico si las observaríamos hipodensas, pero tendría el paciente antecedentes previos y además con la RM se ha confirmado la existencia de una lesión aguda.
Y también en un primer momento puede ser posible confundirlo con tumor cerebral de bajo grado (algunos pueden debutar simulando un accidente cerebro vascular) en el que los vasos conservan la BHE y en la imagen de TC lo observaríamos hipodenso. Pero la morfología difiere respecto al infarto isquémico. Un tumor respeta la corteza, mientras que en el caso del infarto se ve afectada la corteza y la sustancia blanca, como ocurre en nuestro caso.
Así mismo, en el momento inicial no se observa claramente la lesión, que luego al hacer la RM realza. De observarse claramente, sería menos probable el diagnóstico de infarto, ya que al principio es poco visible, el 60% de los estudios obtenidos en las primeras horas de evolución del cuadro son normales, y nos llevaría a decantarnos más por un tumor.