La RM es más sensible y específica que la TC en el diagnóstico, localización y extensión de algunos infartos y en determinar su etiología. Se utiliza en este caso al no encontrar suficientes evidencias de la localización ni de la naturaleza de la lesión en el TC previo realizado.

Para valorar estas alteraciones de la sustancia blanca profunda, la secuencia FLAIR es la más indicada en el compartimento supratentorial debido a su excelente resolución espacial y diferenciación tisular.

Para ver si la lesión evidenciada es aguda o crónica se hace una secuencia en difusión. El mejor marcador del núcleo del infarto corresponde a las alteraciones observadas en difusión por RM, que corresponden a tejido dañado de manera irreversible.

El resto de técnicas son útiles en el manejo del infarto agudo pero, en este momento, desconocemos todavía si hay signos de lesión aguda por lo que la RM es la técnica de elección para determinarlo.