Según el ‘National Institute of Neurological Disorders and Stroke’, la parestesia puede ser un síntoma de una enfermedad neurológica causada por trastornos que afectan el sistema nervioso central, como un ACV y los ataques isquémicos transitorios (los mini-ACV), entre otros.
La ‘Comisión Europea de protección radiológica’ señala en numerosas guías clínicas que debe realizarse un TC ante la sospecha de ACV. Éste debe realizarse tan pronto como sea posible, en un plazo no superior a 48 horas, puesto que así se asegurará un diagnóstico preciso de la causa y la localización, así como el tratamiento apropiado y la prevención secundaria.
La TC permite diferenciar con gran precisión un ictus isquémico de uno hemorrágico y descartar la presencia de lesiones intracraneales de origen no vascular causantes del cuadro ictal, como tumores o hematomas subdurales.
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