Explicación: Cualquiera de las tres anteriores son diagnósticos probables, sin embargo la TBC caracterizada sobre todo por una meningoencefalitis o una meningitis, mezcla distintos tipos de lesión, por lo que no encontraríamos una única lesión aislada del tallo/glándula, como sucede en nuestro caso.
Diagnóstico final: Histiocitosis X.
Discusión radiológica
Las lesiones que podemos encontrar en el tallo hipofisario poseen un espectro etiológico muy variado. Estas se pueden agrupar en tres categorías: congénitas y del desarrollo, infecciosas e inflamatorias y neoplásicas. Por ello, es necesario conocer los hallazgos radiológicos en la imagen para poder realizar el diagnóstico diferencial entre los distintos tipos radiológicos.
En los estudios normales, el tallo hipofisario mide entre 3,25mm a la altura del quiasma óptico estrechándose hasta 1,91mm en su inserción con la glándula hipofisaria. Su intensidad en las secuencias potenciadas en T1 suele ser menor que la del quiasma óptico y siempre menor que la de la neurohipofisis, y debido a la ausencia de barrera hematoencefálica en el tallo realza intensamente con los contrastes.
Así, en las alteraciones congénitas y del desarrollo, en la imagen podremos encontrarnos hipoplasias (por ejemplo, en casos de enanismo por déficit de GH), agenesias, engrosamientos del tallo (por ejemplo, secundarios a la congestión venosa por malformación vascular, e incluso duplicaciones hipofisarias.
Las lesiones infamatorias e infecciosas suelen estar caracterizadas por un aumento del realce al contraste y el engrosamiento del tallo infundibular, como bien sucede por ejemplo, en las infubdibuloneurohipofisitis (INH) (siendo esta la causa más frecuente de diabetes insípida central en pacientes adultos). Otro ejemplo de enfermedad inflamatoria es la sarcoidosis que, aunque no suele presentarse con una afectación hipotálamo-hipofisaria aislada sí que podemos encontrar en la imagen frecuentemente el engrasamiento del tallo hipofisario.
En cuanto a las neoplasias, suelen cursar también con el engrosamiento del tallo hipofisario, pero en estos casos la afectación meníngea y las lesiones de los plexos coroideos pueden ayudarnos a orientar al diagnóstico. Otras enfermedades como linfomas o leucemias no suelen presentar problemas en el diagnóstico puesto que estas ya se encuentran diagnósticas mucho antes de observar el engrosamiento del tallo. Los tumores primarios que podemos hallar en esta zona son infrecuentes, pero han de incluirse en el diagnóstico diferencial de las masas hipofisarias e infundibulares, y se mostraran como masas de distintas características cuyo diagnóstico habrá de confirmarse anatomopatológicamente.
Por tanto, como conclusión hemos de recalcar que existe una extensa variedad de enfermedades que afectan al infundíbulo hipofisario, y representan un gran reto en cuanto a su diagnóstico de imagen debido a su pequeño tamaño y el gran número de procesos que pueden originar la lesión.. Las alteraciones congénitas y anomalías del desarrollo suelen mostrar hallazgos radiológicos característicos. Los tumores primarios gliales presentan un curso clínico claramente diferente, pero han de ser incluidos en el diagnóstico diferencial. Las lesiones inflamatorias no se suelen tener en cuenta como causa de masas del tallo hipofisario en adultos, sin embargo, su inclusión en el diagnóstico diferencial en este grupo de edad es importante porque pueden beneficiarse de un tratamiento no invasivo y mejorar el curso clínico.