Diagnóstico final: Osteocondroma de escápula
osteocondroma, ya que se observa continuidad corticomedular y que es una exóstosis osteo-cartilaginosa, es decir, una masa que sale del hueso. Si fuera un osteosarcoma se verían limites mal definidos, destrucción de la cortical y reacción perióstica. Tampoco puede ser un condroblastoma porque se vería una lesión osteolítica redondeada u ovalada, ni un osteoma osteoide, donde se vería una zona radiolúcida rodeada por una zona esclerótica.
DIAGNÓSTICO RADIOLÓGICO DEL OSTEOCONDROMA
El osteocondroma es el tumor óseo benigno más frecuente, ya que supone el 10-15% de todos los tumores óseos y aproximadamente un 35% de todos los tumores óseos benignos. Afecta sobre todo a varones adolescentes y puede ser solitario o múltiple (si es múltiple, se tratará de un síndrome de exostosis múltiple hereditaria). Se da en huesos en crecimiento, sobre todo en fémur, tibia y húmero, aunque también puede darse en escápula, costillas y huesos de manos y pies.
Consiste en una proyección ósea (exostosis) rodeada de una capa de cartílago, que tiene continuidad corticomedular con el hueso del que procede. Pueden ser sésiles o pediculados y se suelen encontrar en la metáfisis. Se forman tras la separación de un fragmento desde el cartílago epifisario, que se hernia a través del periostio que envuelve la placa de crecimiento. El desarrollo posterior de este fragmento cartilaginoso y su osificación endocondral dará lugar a la exostosis recubierta de cartílago.
Suelen ser asintomáticos y descubrirse por casualidad, pero a veces pueden producir dolor y complicaciones por compresión de nervios, músculos, ligamentos o vasos, dando trombosis, aneurismas, pseudoaneurismas y bursitis, entre otras. También pueden producir compresión de vísceras, como ocurre en los derrames pleurales causados por los osteocondromas costales. La peor complicación que pueden producir es la malignización.
El riesgo de transformación maligna en el osteocondroma solitario es aproximadamente del 1%, pero en la forma múltiple hereditaria el riesgo se acerca al 10% debido a las numerosas lesiones. La forma más común de malignización del osteocondroma es el condrosarcoma, y es más frecuente en las lesiones sésiles.
Los datos que llevan a pensar que existe una transformación maligna son: que la lesión empiece a producir dolor de repente o a crecer rápidamente, el aumento en la captación en la gammagrafía ósea en un adulto (en la madurez esquelética lo normal es que esté latente), la confirmación por la TC o RM de una masa de tejidos blandos o desplazamiento de un paquete neurovascular, erosión o destrucción del hueso y que la cubierta cartilaginosa sea más gruesa de 1 cm en un adulto o de 3 cm en jóvenes. Este último criterio es el más importante, y se puede valorar sobre todo con la RM, viéndose el cartílago hipointenso en T1 e hiperintenso en T2.
Para el diagnóstico, la primera prueba que se usa es la radiografía simple, que permite valorar el tamaño de la lesión. Se observa una protuberancia osteocartilaginosa pediculada o sésil y se pueden encontrar zonas calcificadas en el componente cartilaginoso del osteocondroma, que se verán radiopacas. Es importante fijarse en el tamaño y la regularidad de los márgenes para descartar transformación maligna. El problema de la radiografía es que no permite valorar adecuadamente elcompromiso de partes blandas adyacentes.