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Caso 18

     
 

Autor:

 

Francisco José Montiel Torroglosa

 

 

DIAGNÓSTICO FINAL

Diagnóstico final: Osteocondroma de escápula

osteocondroma, ya que se observa continuidad corticomedular y que es una exóstosis osteo-cartilaginosa, es decir, una masa que sale del hueso. Si fuera un osteosarcoma se verían limites mal definidos, destrucción de la cortical y reacción perióstica. Tampoco puede ser un condroblastoma porque se vería una lesión osteolítica redondeada u ovalada, ni un osteoma osteoide, donde se vería una zona radiolúcida rodeada por una zona esclerótica.

DIAGNÓSTICO RADIOLÓGICO DEL OSTEOCONDROMA

El osteocondroma es el tumor óseo benigno más frecuente, ya que supone el 10-15% de todos los tumores óseos y aproximadamente un 35% de todos los tumores óseos benignos. Afecta sobre todo a varones adolescentes y puede ser solitario o múltiple (si es múltiple, se tratará de un síndrome de exostosis múltiple hereditaria). Se da en huesos en crecimiento, sobre todo en fémur, tibia y húmero, aunque también puede darse en escápula, costillas y huesos de manos y pies.

Consiste en una proyección ósea (exostosis) rodeada de una capa de cartílago, que tiene continuidad corticomedular con el hueso del que procede. Pueden ser sésiles o pediculados y se suelen encontrar en la metáfisis. Se forman tras la separación de un fragmento desde el cartílago epifisario, que se hernia a través del periostio que envuelve la placa de crecimiento. El desarrollo posterior de este fragmento cartilaginoso y su osificación endocondral dará lugar a la exostosis recubierta de cartílago.

Suelen ser asintomáticos y descubrirse por casualidad, pero a veces pueden producir dolor y complicaciones por compresión de nervios, músculos, ligamentos o vasos, dando trombosis, aneurismas, pseudoaneurismas y bursitis, entre otras. También pueden producir compresión de vísceras, como ocurre en los derrames pleurales causados por los osteocondromas costales. La peor complicación que pueden producir es la malignización.

El riesgo de transformación maligna en el osteocondroma solitario es aproximadamente del 1%, pero en la forma múltiple hereditaria el riesgo se acerca al 10% debido a las numerosas lesiones. La forma más común de malignización del osteocondroma es el condrosarcoma, y es más frecuente en las lesiones sésiles.

Los datos que llevan a pensar que existe una transformación maligna son: que la lesión empiece a producir dolor de repente o a crecer rápidamente, el aumento en la captación en la gammagrafía ósea en un adulto (en la madurez esquelética lo normal es que esté latente), la confirmación por la TC o RM de una masa de tejidos blandos o desplazamiento de un paquete neurovascular, erosión o destrucción del hueso y que la cubierta cartilaginosa sea más gruesa de 1 cm en un adulto o de 3 cm en jóvenes. Este último criterio es el más importante, y se puede valorar sobre todo con la RM, viéndose el cartílago hipointenso en T1 e hiperintenso en T2.

Para el diagnóstico, la primera prueba que se usa es la radiografía simple, que permite valorar el tamaño de la lesión. Se observa una protuberancia osteocartilaginosa pediculada o sésil y se pueden encontrar zonas calcificadas en el componente cartilaginoso del osteocondroma, que se verán radiopacas. Es importante fijarse en el tamaño y la regularidad de los márgenes para descartar transformación maligna. El problema de la radiografía es que no permite valorar adecuadamente elcompromiso de partes blandas adyacentes.

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El TAC permite valorar la extensión de la lesión, las partes blandas y la continuidad corticomedular. También detecta el cartílago, sobre todo la parte calcificada, aunque se ha demostrado que no puede detectar las capas de cartílago de menos de 2,5 cm. Es muy útil para zonas como los huesos de la columna, el hombro o la pelvis. El problema es que no es la mejor técnica para medir el grosor de la capa de cartílago.

La ecografía permite medir el grosor de la capa de cartílago, el problema es que depende de la habilidad de la persona que la use y, además, tiene poca sensibilidad en pacientes obesos. El cartílago se ve hipoecoico, con sombra acústica en las zonas calcificadas. La ecografía también permite valorar algunas complicaciones del osteocondroma, como las trombosis, los aneurismas y la bursitis.

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a RM es la mejor técnica para valorar el grosor de la capa de cartílago y, por tanto, es la prueba de elección para confirmar o descartar una transformación maligna. El cartílago se ve hipointenso en T1 e hiperintenso en T2, pero la zona mineralizada del cartílago articular se ve hipointensa tanto en T1 como en T2. También permite observar la continuidad corticomedular y valorar los tejidos blandos adyacentes, así como el efecto de la lesión sobre ellos, y las posibles complicaciones.

La medicina nuclear permite medir la actividad metabólica del tumor: si es elevada, será maligno.

Para el tratamiento del osteocondroma, existen dos opciones: por un lado el conservador, en aquellos casos que resultan asintomáticos y se mantienen estables y, por otro, el quirúrgico, indicado en las formas sintomáticas de la infancia y el crecimiento continuado del osteocondroma después de la madurez del esqueleto (sospecha de malignización).

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