DIAGNÓSTICO FINAL: Linfangitis carcinomatosa
Comentario
Los hallazgos de ambas pruebas, junto con la historia clínica, nos hacen sospechar que las lesiones encontradas en los pulmones y que provocan la disnea por la que consulta el paciente podrían estar asociadas al cáncer de vejiga que se le había diagnosticado previamente.
Atendiendo a la naturaleza del carcinoma urotelial, vemos que es uno de los cánceres que tienen predilección a metastatizar por vía linfática. Los distintos cánceres tienen sus respectivas vías de diseminación: directa (hacia las estructuras adyacentes), hematógena y linfática. Además del urotelial, los cánceres que prefieren la vía linfática para realizar metástasis son: cérvix, colon, estómago, mama, páncreas, tiroides, laringe y pulmón.
La diseminación por vasos linfáticos produce en pulmón un cuadro denominado linfangitis carcinomatosa, que cursa con una inflamación de la vía linfática peribronquial que produce un edema intersticial característico de esta afectación.
Este cuadro produce una sintomatología variable, hasta tal punto que puede ser asintomático en algunos pacientes; lo más común es que produzca problemas en la ventilación pulmonar, ocasionando disnea.
La secuencia diagnóstica que se ha seguido con este paciente es la correcta, ya que ha permitido emitir un diagnóstico mediante dos pruebas: radiografía y tomografía.
Ante un paciente que acude a urgencias por disnea, la prueba de elección es la radiografía de tórax PA, como se ha explicado en la primera imagen. En este diagnóstico, la radiografía presenta una gran ventaja, y es que en la mayoría de los casos permite obtener hallazgos muy significativos. Así, el patrón reticulonodular conformado por nódulos y opacidades lineares nos hace sospechar, ya desde el principio, de una linfangitis carcinomatosa, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un paciente con un carcinoma previamente diagnosticado.
Con esta sospecha inicial, lo lógico es hacer un diagnóstico diferencial para descartar otras patologías cuyos hallazgos pudieran ser parecidos. Para ello, utilizamos la tomografía computarizada, en la que encontramos una afectación del intersticio, con líneas de Kerley y nódulos, que nos ayudan a confirmar el diagnóstico.
Es preciso mencionar, sin embargo, que esta secuencia puede fallar: en algunos casos, la radiografía de tórax en pacientes con linfangitis carcinomatosa no presenta apenas alteraciones, con lo cual esta afectación puede pasar desapercibida en un primer momento.
En definitiva, el pronóstico será mejor si el paciente presenta sintomatología y la prueba inicial proporciona hallazgos relevantes: dado este caso, el diagnóstico se podrá realizar de forma más temprana y el tratamiento se instaurará antes. Aún así, los estudios indican que esta metástasis no tiene buen pronóstico: casi la mitad de los pacientes mueren en un período inferior a un año desde que son diagnosticados.
Como conclusión, cabe remarcar la importancia que tiene conocer los antecedentes del paciente y su estrecha relación con las pruebas que se realizan. De esta forma, hallazgos que podrían no ser significativos en un paciente sin antecedentes son de gran importancia en otro con una determinada historia clínica, y nos pueden orientar enormemente en el diagnóstico.