Como prueba inicial, elegimos la radiografía simple; es la prueba más utilizada en la patología respiratoria por varios motivos: no es invasiva, es rápida, y aporta mucha información en una sola imagen. Así, nos permite valorar las diversas estructuras del tórax: pared torácica, mediastino, corazón, el parénquima pulmonar y la pleura, hilios pulmonares, etc. A ser posible se emplea la proyección posteroanterior (PA) con el paciente en bipedestación y en inspiración forzada; esta proyección proporciona una imagen más nítida que la anteroposterior (AP) y con menos artefactos; por ejemplo, la silueta cardiaca es más pequeña en PA, permitiendo una mejor valoración del tejido pulmonar. La proyección AP se utiliza en pacientes encamados.