Se indica esta segunda prueba porque permite examinar con más profundidad las anomalías encontradas en la radiografía. Se observan extensos infiltrados pulmonares bilaterales con predominio en lóbulos superiores con signo del broncograma aéreo, hallazgos compatibles con bronconeumonía.
DIAGNÓSTICO FINAL: bronconeumonía bilateral
COMENTARIO
La bronconeumonía es una infección del parénquima pulmonar con elevadas tasas de incidencia en los extremos de la vida (<4 años y >60 años). En ella intervienen muchos factores como tabaquismo, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, colonización con S. aureus resistente a meticilina [MRSA], hospitalizaciones recientes o antibioticoterapia. Los síntomas típicos son fiebre, escalofríos, diaforesis, tos (ya sea no productiva o con producción de moco, pus, o esputo hemático), dolor pleurítico y disnea.
En los pacientes con sospecha de neumonía/bronconeumonía debe realizarse una exploración física completa, radiografías posteroanterior y lateral de tórax, y un conteo leucocítico sanguíneo con recuento diferencial. En todos los pacientes ingresados en el hospital debe realizarse una valoración del intercambio gaseoso (pulsioximetría o gasometría arterial). El médico debe tener presentes los diagnósticos alternativos que pueden simular sus hallazgos como embolia pulmonar, carcinoma broncógeno y bronquioloalveolar, neumopatías inducidas por fármacos y enfermedades pulmonares intersticiales idiopáticas.
En líneas generales, el 80% de los afectados se trata de forma ambulatoria y el 20% en el hospital. La mortalidad entre los pacientes ambulatorios casi siempre es ?1%, mientras que en los enfermos hospitalizados varía entre el 12-40%, según la gravedad. La decisión de admitir a un paciente en el hospital tiene repercusiones importantes. Los medios para evaluar de manera objetiva el riesgo de resultados adversos, incluidas enfermedad grave y muerte, pueden hacer que se lleven al mínimo las hospitalizaciones innecesarias e identifiquen a las personas que podrían beneficiarse de tratamiento ambulatorio. Además de razones económicas, es necesario valorar la comodidad del paciente, el menor riesgo de colonizaciones por microorganismos resistentes y de complicaciones hospitalarias (en pacientes mayores o con trastornos neurológicos esto puede ser considerable).
Dentro del tratamiento, se diferencia entre tratamiento empírico, el utilizado en la mayoría de los casos hasta que se identifica el agente etiológico, momento en el que se pasa al tratamiento dirigido. Así, lo importante será haber hecho una buena historia clínica y utilizar correctamente las escalas pronósticas para “cubrir” a priori los microorganismos más frecuentes, pues de la rapidez e idoneidad de estos tratamientos empíricos dependerá el pronóstico de los pacientes.