DIAGNÓSTICO FINAL
Linfoma mediastínico
Justificación: El hecho de que se trate de ganglios linfáticos aumentados de tamaño sin signos inflamatorios asociados en ellas o en el mediastino, que no invaden estructuras y crecen respetando los vasos adyacentes sugieren adenopatías de probable naturaleza neoplásica.
DISCUSIÓN RADIOLÓGICA
Los linfomas son neoplasias malignas del sistema linforreticular. Los linfomas no Hodgkin (LNH) constituyen el grupo más grande, predominando sobre los Hodgkin (LH). La clínica de estas neoplasias varía desde enfermedades indolentes con una larga supervivencia y pocas posibilidades de curación, hasta tumores agresivos de evolución rápida con corta supervivencia, pero con posibilidades de curación.
Por un lado, la radiología simple es una buena técnica de imagen para el estudio inicial de los linfomas sobre todo mediastínicos y para el control periódico de estos, aunque no resulta útil para las lesiones linfoides en el hueso.2 En las imágenes de radiología simple en LNH y LH podemos encontrar masas mediastínicas, nódulos, múltiples lesiones cavitarias, atelectasias y opacificación completa de un hemitórax, entre otros hallazgos.
Por otro lado, la TC constituye la prueba de imagen por excelencia para el diagnóstico y el estadiaje de los linfomas y no constituiría un problema para estudiar el hueso. Permite determinar la extensión de la enfermedad, elegir el tratamiento a seguir, hacer el seguimiento de la enfermedad y valorar la respuesta al tratamiento.
En cuanto a las adenopatías, se reportan en un 40-60% en la enfermedad de Hodgkin mientras que en los LNH un 20%.1 Con esta técnica no suelen captar contraste, no suele haber necrosis y presentan una densidad muy similar al músculo. En mediastino, retroperitoneo y pelvis, el tamaño normal de ganglios linfáticos es menor de 1cm y en los retroauriculares no deben pasar de 6mm. Las estructuras linfoides se caracterizan por crecer sin invadir estructuras y respetando los vasos próximos.
La RM constituye una técnica de elevado coste y baja disponibilidad por lo que su uso en el estudio de los linfomas está limitado. Aunque podría sustituir la TC en estudios de seguimiento, la duración de las exploraciones y los factores ya comentados hacen que siga siendo el escáner la técnica más utilizada. La RM no sirve para valorar el hueso cortical, ya que el calcio no produce ninguna señal (siempre se ve negro), la único que la RM detecta del hueso es la médula ósea, por eso su objetivo en el campo de los linfomas, aparte de proporcionar información adicional en los casos dudosos o complicados, es el estudio de la afectación de la médula. Esta técnica está indicada especialmente para distinguir entre una masa residual fibrótica y una linfoproliferativa activa.
Una técnica bastante utilizada es la gammagrafía con galio. Constituye una prueba de baja radiación para el paciente y sencilla de practicar. Es muy útil para el diagnóstico, extensión, pronóstico y seguimiento de los linfomas.6 Además, resulta muy sensible para detectar los focos ocultos activos de enfermedad, en especial los torácicos.
En cuanto a la ecografía, resulta un buen método de imagen para el estudio de la patología linfoide de las vísceras abdominales sólidas, sobre todo en niños, mujeres embarazadas e individuos con poca grasa corporal, donde la TC supone una contraindicación. Sin embargo, su sensibilidad para la valoración de las estructuras retroperitoneales es menor en individuos obesos o con abundante aire intestinal. Además, esta técnica no resulta tan útil para el estadiaje ganglionar de las cadenas pelvianas, por encontrarse en planos profundos. Por ello, la ecografía constituye una técnica ideal para el estudio de grupos ganglionares superficiales (cervicales, axilares e inguinales principalmente), aunque en algunos territorios tiene alta sensibilidad, pero baja especificidad.
En suma, las técnicas de imagen poseen gran valor diagnóstico en pacientes con linfoma y son de gran importancia para la estadificación, extensión y pronóstico de la enfermedad. Por lo general, la ecografía y la TC son los métodos más empleados como guías para la toma de biopsias y en la mayoría de los casos la TC es el más utilizado para el seguimiento de la enfermedad.