Diagnóstico final: Tuberculosis pulmonar con diseminación broncógena.
La tuberculosis es una infección producida por el Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch. Se caracteriza por un período de latencia prolongado entre la infección inicial y las manifestaciones clínicas en el que predomina la neumopatía (aunque también puede afectar a otros órganos) y una respuesta granulomatosa con inflamación y lesión de los tejidos.
El Mycobacterium tuberculosis se transmite por inhalación de gotitas infecciosas, eliminadas al aire por el estornudo de un paciente con tuberculosis, a través de las heces y mediante la orina. La transmisión puede ser indirecta, ya que la micobacteria es muy resistente a la desecación y puede estar por muchos meses en el polvo o en los objetos de uso diario.
La infección inicial suele ser asintomática (primo infección tuberculosa) y a las pocas semanas desarrolla sensibilidad a la prueba de la tuberculina. Las lesiones, por lo general, curan y no dejan alteraciones residuales, excepto calcificación de ganglios linfáticos pulmonares o traqueobronquiales.
El diagnóstico se puede establecer sobre la infección con la prueba de tuberculina o de la enfermedad mediante identificación del M. tuberculosis mediante tinciones, cultivos o estudios anatomopatológicos. Otra forma de hacer el diagnóstico es mediante estudios radiológicos.
El tratamiento se lleva a cabo mediante fármacos como Isoniacida, Rifampicina, Streptomicina, etc.