DIAGNÓSTICO DEFINITIVO: Traumatismo Craneoencefálico (TCE) con contusiones hemorrágicas cerebrales frontales bilaterales y hematoma epidural frontal izquierdo.
DISCUSIÓN:
TAC craneal. La prueba de elección para el TCE es l a tomografía axial computarizada por su alta sensibilidad y especificidad para detectar lesiones intracraneales postraumáticas. Su principal principal objetivo es identificar rápidamente lesiones que requieran una actuación médica y/o quirúrgica urgente, permitiendo así disminuir la morbi-mortalidad. Puesto que en nuestro paciente se objetivaron lesiones en el TAC inicial, se realizar otros TAC de control a las 24 horas y a los 9 días para estudiar si se habían producido cambios en las lesiones y controlar su evolución. No obstante, no se recomienda su uso rutinario en todo TCE, ya que es una prueba que implica elevados niveles de radiación, además de su coste económico y la necesidad de una interpretación especializada.
Gracias a las exploraciones complementarias, TAC principalmente, se visualizaron extensas contusiones hemorrágicas cerebrales cortico-subcorticales frontales y frontobasales bilaterales; y hematoma epidural de 19 mm de espesor en la región extraaxial frontal izquierda y en la región anterior de hoz interhemisférica. Se asocia edema circundante, aunque el componente hemorrágico predomina.
En cuanto a la contusión hemorrágica cerebral, es la lesión focal más frecuente tras un TCE, predominando en áreas subyacentes a zonas óseas prominentes (hueso frontal), se presenta en la TAC como una mezcla de imágenes hipo e hiperdensas intracerebrales debido a múltiples lesiones petequiales dispersas en el área lesionada, asociada con áreas de edema circundante y necrosis tisular, que también están presentes.
Respecto a la hemorragia epidural aguda, es poco frecuente, pero presenta una elevada mortalidad. Se suele asociar con fracturas lineales de cráneo, se produce por rotura de una arteria de la duramadre, generalmente la arteria meníngea media, quedando la sangre entre la duramadre y el cráneo. Es relativamente frecuente la asociación con hematoma subdural contralateral, lo que pone de manifiesto las lesiones por golpe y contragolpe. Se observa en la TAC con morfología de lente biconvexa, con límites bien definidos y, habitualmente, adyacente a la línea de fractura.
Los síntomas típicos son la pérdida de conocimiento seguida por un período lúcido, depresión secundaria del nivel de conciencia y desarrollo de hemiparesia en el lado opuesto. Importante para el diagnóstico la presencia de una pupila fija y dilatada del lado del impacto. Aunque el paciente esté consciente, puede encontrarse soñoliento y con cefalea severa, que es el caso de nuestro paciente en UCI. En su evolución ha presentado episodios de agitación y cefalea, sin nueva focalidad neurológica. El tratamiento es quirúrgico inmediato, con muy buen pronóstico si se interviene de forma precoz. De todos modos el pronóstico variará dependiendo de la situación del paciente antes de ser operado y de la precocidad de la evacuación quirúrgica. A mayor gravedad y mayor retraso en la cirugía, menos posibilidades de supervivencia.
En cuanto al diagnóstico diferencial. Si nos basamos en la clínica, esta puede ser muy similar a la del Trastorno por estrés postraumático, que consiste en ansiedad, depresión, cambios en el estado de ánimo, irritabilidad y algunos fallos a nivel cognitivo; sin embargo, además de que nuestro paciente se encontraba orientado y con nivel de conciencia normal, al realizar la prueba de imagen descartamos completamente este diagnóstico. Por otro lado, no se trata de un hematoma subdural porque en nuestro paciente la sangre no se localiza entre la duramadre y la aracnoides, como es el caso del hematoma subdural; sino entre la duramadre y el cráneo, que es el hematoma epidural.
Se observó en TC fractura occipital, por lo que las lesiones hemorrágicas fueron por contragolpe,