Radiografía de tórax. Es la primera prueba para el estudio torácico cuando hay alteraciones como dolor torácico, tos persistente, hemoptisis… por su velocidad, accesibilidad y sencillez¹. En ella vemos una masa en LSI. Normalmente se realiza una placa posterioanterior y otra lateral, pero en este caso la lateral no se realizó.

TC con contraste. Con radiografías de tórax patológicas con masas indeterminadas realizamos TC con contraste para visualizar mejor la masa. El contraste resalta las estructuras vascularizadas.

Se revela una masa irregular, espiculada e hiperdensa porque está vascularizada. Estos datos son un importante indicativo de neoplasia maligna².

BAG guiada por TC. Aunque con los datos morfológicos podemos concluir con cierto grado de seguridad que se trata de una neoplasia maligna, necesitamos el estudio anatopatológico para obtener el diagnóstico final.

La PAAF no llega a estructuras tan internas. No hacen falta más pruebas de imagen tras la TC con contraste, el objetivo es concluir la naturaleza de la masa.

El diagnóstico final por AP corresponde con un adenocarcinoma de pulmón, la neoplasia primaria de pulmón más común, coincidiendo con su morfología irregular y espiculada, y su localización dentro del parénquima pulmonar.

En un mesotelioma pleural veríamos afectación periférica en la pleura, además, es mucho menos común. Ni la neumonía ni la EPOC coinciden con la clínica ni con las imágenes radiológicas.