7. Diagnóstico final: Neumonía en lóbulo superior derecho.
8. Discusión
La neumonía consiste en una lesión inflamatoria pulmonar causada principalmente por la llegada de microorganismos que proliferan a nivel alveolar. Como resultado de la infección, los sacos alveolares se llenan de líquido o de pus produciendo la sintomatología asociada a la neumonía que varía de moderada a grave y depende de varios factores como el tipo de microorganismo, la edad y el estado de salud previo a la infección.
La neumonía presenta un cuadro de evolución aguda, caracterizado por un compromiso del estado general, fiebre, escalofríos, tos, expectoración purulenta y dificultad respiratoria. En la exploración física presenta taquicardia, taquipnea, fiebre y signos focales en la auscultación pulmonar: matidez, disminución del murmullo vesical y crepitaciones.
La neumonía puede ser adquirida en:
– La comunidad: Es la más frecuente y suele estar causada por microorganismos como Streptococcus pneumoniae, Mycoplasma pneumoniae, Pneumocystis jiroveci y algunos virus (como el Sars-Cov2).
– Hospital (infección nosocomial): Suele ser más grave porque la bacteria que la causa es más resistente a los antibióticos y las personas que lo contraen ya están enfermas.
– Por aspiración: Se produce cuando se inhalan alimentos, bebidas, vómitos o saliva y estos entran en los pulmones. Es común en personas mayores que tienen una lesión cerebral o problemas de deglución.
En cuanto a los factores de riesgo de padecer una neumonía destaca la edad del paciente (niños menores de 2 años y adultos mayores de 65), estar hospitalizado, padecer de una enfermedad crónica (asma, EPOC…), fumar o tener un sistema inmunitario debilitado o suprimido.
Ante un paciente con signos y síntomas sospechosos de neumonía, lo primero que tenemos que hacer tras la anamnesis y la exploración física es una prueba de imagen, concretamente la radiografía simple de tórax, que es la técnica de elección. Se realiza en dos proyecciones: posteroanterior (PA) y lateral (L). Esta técnica es accesible, tiene un bajo coste económico y apenas emite radiación al paciente. Además, permite establecer la localización, extensión y gravedad de la lesión, así como diferenciar la neumonía de otras patologías y detectar posibles complicaciones. También es útil en el seguimiento de pacientes. Sin embargo, el diagnóstico diferencial de una neumonía en un adulto incluye una alta variedad de patologías y en muchas ocasiones, los hallazgos de la radiografía de tórax son inespecíficos, pues muestran una consolidación pulmonar que puede estar causada por distintas patologías (atelectasia, sarcoidosis, insuficiencia cardiaca congestiva, tuberculosis pulmonar…). Por ello, en estos casos, se realiza una TC como prueba complementaria.
La tomografía computarizada (TC) es una técnica rápida, muy sensible, con buena disponibilidad y que permite observar al detalle y con mayor resolución los pulmones, huesos y vasos sanguíneos, aumentando la precisión del diagnóstico. Sin embargo, emite pequeñas dosis de radiación ionizante, por eso solo se realiza si la neumonía no mejora en el tiempo esperado o con el fin de obtener imágenes más detalladas de la cavidad torácica. En este caso, la paciente presenta un infiltrado pulmonar en el lóbulo superior derecho con un broncograma aéreo en su interior, que es muy frecuente en los procesos neumónicos y consiste en la visualización de unas estructuras bronquiales aireadas en el interior del infiltrado pulmonar propio de la neumonía.
Una vez confirmada la presencia de la neumonía, se suele realizar un análisis de sangre, un cultivo de esputo o un hemocultivo para identificar la causa de la infección y el tipo de microorganismo, con el fin de elegir el mejor tratamiento, que suele ser un antibiótico (si la infección está causado por una bacteria) acompañado de un analgésico (para aliviar la fiebre y el malestar).
La resolución de los infiltrados radiográficos suele ser más lenta que la mejoría clínica de los enfermos. La resolución completa de las alteraciones radiológicas ocurre a las 2 semanas en la mitad de los pacientes aproximadamente y a las seis semanas en el 73% de los pacientes. Además, la resolución es más lenta en adultos mayores, en pacientes con patología pulmonar de base y en las neumonía neumocócica, bacteriémica y la causada por Legionella sp.
Finalmente, la paciente fue tratada con antibióticos y al mes le volvieron a realizar una radiografía de tórax para ver la evolución de la neumonía, donde se pudo observar que se había curado completamente.