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Caso 55 |
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Autor: |
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Margarita González Guillen |
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DIAGNÓSTICO FINAL |
DIAGNÓSTICO FINAL: Carcinoma microcítico de pulmón
DISCUSIÓN
El carcinoma microcítico de pulmón es uno de los tumores sólidos más agresivos debido a su rápido crecimiento y su tendencia a metastatizar desde fases tempranas. Dada su facilidad para extenderse, produce manifestaciones clínicas diversas. A nivel pulmonar, la tendencia de estos tumores a presentarse de forma central y endobronquial suele asociarse con tos, disnea, sibilancias, dolor torácico o manifestaciones de obstrucción bronquial, como la atelectasia. Por otro lado, la extensión al mediastino puede producir afectación del nervio recurrente laríngeo, disfagia o síndrome de vena cava superior, que puede observarse en hasta el 10% de los pacientes. El paciente consulta por disnea acompañada de dolor torácico y hemoptisis. Estos síntomas son bastante inespecíficos, pero el hecho de que reuna criterios de síndrome de vena cava (ingurgitación yugular, edema, etc) ya nos conduce a pensar que debe haber algún proceso a nivel torácico que esté causando una compresión importante al mediastino.
Es la radiografía de tórax la primera técnica de imagen que debemos realizar en urgencias a un paciente que consulta por sintomatología pulmonar ya que es el método más sencillo, barato y accesible. Las proyecciones de elección son postero-anterior (PA) y lateral (L). En ambas el paciente se coloca en bipedestación. En la proyección postero-anterior (PA) el pecho del paciente está situado frente al chasis y el haz de rayos X entra por la espalda, atravesando su cuerpo y saliendo por delante. Se indica al paciente que haga una inspiración media y quede en apnea mientras se toma la imagen. Así se consigue abrir las costillas para visualizar mejor las estructuras pulmonares, disminuyendo las zonas ocultas del pulmón. La proyección lateral (L) permite mejor visión de la columna dorsal y el esternón, que no se ven en la primera radiografía. Descubre las zonas ocultas pulmonares retroesternal y retrocardíaca y las zonas tapadas por los diafragmas de los lóbulos inferiores. También valora el tamaño y la morfología del corazón y el mediastino en sus tres compartimentos: anterior, medio y posterior.
La siguiente prueba radiológica indicada una vez que se han detectado anomalías en la Rx convencional, en este caso una masa pulmonar compatible con tumoración, es la TC torácica. El estudio del tórax con tomografía computarizada constituye la prueba de imagen diagnóstica más sensible y precisa para la detección de la patología torácica. Actualmente, los equipos de TC utilizados son equipos multidetector, lo que permite realizar un examen volumétrico de todo el tórax en pocos segundos a partir de cortes de grosor inferior a 1mm. Así es posible obtener imágenes en los diferentes planos del espacio (axial, coronal y sagital) con resolución isotrópica así como reconstrucciones en 3D. En cuanto a la interpretación de las imágenes, se hacen varias lecturas con diferentes ventanas de atenuación para valorar las estructuras del mediastino, parénquima pulmonar y hueso. Las imágenes TC que se muestran de este paciente son de ventana de mediastino y ventana de parénquima pulmonar.
Por último, la tomografía por emisión de positrones (PET) proporciona una valiosa información funcional al detectar células tumorales metabólicamente activas. En muchas ocasiones permite identificar la enfermedad incluso antes de que aparezcan manifestaciones morfológicas y localizarla en regiones en las que no ha sido identificada por otros métodos de imagen. El radiofármaco más utilizado en el estudio de la patología oncológica por PET es la fluoro-2-desoxi-D-glucosa (F-FDG). Se trata de un análogo de la glucosa que es captada por las células cancerosas, las cuales tienen aumentado el transporte celular y metabolismo de la glucosa. La F-FDG no se metaboliza, de tal manera que permanece en el interior de la célula tumoral permitiendo su detección. Las áreas hipocaptantes o fotopénicas dentro de una masa que muestra alta captación del radiofármaco se asocian a regiones necrosadas del tumor, tal como se puede observar en la PET del paciente en cuestión (es una PET, no PET-TC). Sin embargo, la escasa información anatómica de la PET limita la localización con precisión de los focos de hipercaptación. La integración de la PET con la TC permite solapar en una sola imagen la perspectiva anatómica y funcional, combinando así los beneficios de ambas técnicas.
El sistema TNM de etapificacion del cáncer pulmonar clasifica en la categoría T4 a aquellos tumores que invaden el mediastino, la vía aérea, el esófago, corazón, grandes vasos y/o vértebras, con independencia de su tamaño. Debemos recordar que el descriptor T de esta clasificación se corresponde con las características del tumor primario; el descriptor N señala el compromiso ganglionar regional y el descriptor M indica la presencia o no de metástasis intra o extratorácicas.
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