DISCUSIÓN
Nuestro paciente es un varón que se presenta en urgencias por un dolor abdominal intenso que refiere que comenzó la madrugada anterior. En la analítica resaltamos los siguientes datos: PCR 12, Lipasa 1200, leucocitosis, neutrofilia. Ante esto, nuestra primera acción es valorar la presencia de litiasis, para lo cual recurrimos a la ecografía abdominal, que es la prueba de elección en estos casos.
La eco nos va a ser muy útil por su rapidez, bajo coste e inocuidad (no es de las más sensibles pero la usamos por lo anterior), y puede ayudarnos a descartar litiasis renal, colelitiasis, esplenomegalia, colecistitis, pancreatitis, hígado graso, aneurisma aórtico abdominal y distintos tipos de cáncer.
Al explorar la vesícula biliar, encontramos material hiperecoico en su interior que se corresponde con litiasis, pero su tamaño nos hace pensar que la colelitiasis no es la responsable de su cuadro. Exploramos también el páncreas pero no encontramos anomalías en su ecogenicidad ni ningún signo que nos haga sospechar de patología.
Sin embargo, cuando llegamos al riñón derecho algo nos llama la atención: observamos un engrosamiento urotelial con ectasia de los cálices menores. En este caso, además de la Eco modo B, utilizamos la Eco-Doppler para valorar la irrigación renal.
Este hallazgo, que de por sí no es suficiente para establecer un diagnóstico de certeza, nos lleva a realizar una segunda prueba: una tomografía computerizada abdominopélvica con contraste oral e intravenoso (Omnipaque).
La TC es muy práctica para nuestro caso dado que tras la ecografía aún no encontramos un sospechoso claro. Sumado a que ya de por sí es una técnica de imagen muy sensible, le hemos añadido contraste intravenoso (que está generalmente indicado en la exploración de la patología a nivel abdominal) y oral (al favorecer la distensión del tubo digestivo, permite una separación más clara con respecto al resto de estructuras del abdomen).
Si miramos las TC axial y coronal anteriores podemos ver una masa heterogénea predominantemente hiperdensa centrada en el seno y polo inferior renal derecho de 10,7 x 7,4 x 5 cm (anteroposterior x craneocaudal x transversal) compatible con tumor de urotelio. La masa está en contacto con el psoas derecho, segunda rodilla duodenal y con la vena cava inferior, lo cual podría indicar infiltración.
Se observan implantes nodulares peritoneales en hipocondrio izquierdo (1 cm) , en saco menor (2.3cm), en gotiera derecha (2,9 cm), en espacio pararrenal anterior derecho inferior (3,5cm), en ileon inferior (1,2 cm); e implantes retroperitoneales en grasa pararrenal derecha superior (1,8 cm), pararrenal superior izquierda (2,5 cm) y pararrenal inferior izquierda (1,8 cm y 1,5 cm). También se puede ver un derrame pleural bilateral leve.
El riñón izquierdo tiene tamaño y morfología normales, aunque se observan quistes corticales renales bilaterales. Tenue realce urotelial inespecífico en pelvis renal izquierda; conviene control para valorar la posibilidad de pielitis inflamatoria/infecciosa sin poder descartar un tumor sincrónico.
Resumiendo los hallazgos más relevantes de esta última prueba, nuestro diagnóstico radiológico sería:
-No cambios en la celda pancreática. Colelitiasis.
-Masa renal derecha compatible con tumor urotelial con probable infiltración de duodeno, VCI y psoas derecho e implantes peritoneales y retroperitoneales.
-Derrame pleural bilateral leve.
Por lo tanto, por medio del uso de la ecografía y la TC podemos concluir que nuestro paciente presenta una neoplasia renal urotelial con probable infiltración a tejidos adyacentes, lo cual denotaría malignidad.
