Un hematoma subdural (HSD) consiste en la acumulación de sangre entre dos de las meninges que protegen el SNC: la duramadre y la aracnoides. En condiciones normales, el espacio subdural es un espacio virtual debido a que las dos membranas citadas se encuentran estrechamente adheridas, pero en condiciones patológicas en las que el espacio subdural es ocupado, se produce un colapso del cerebro subyacente.
Según el tiempo de evolución, podemos diferenciar el HSD agudo del HSD crónico.
A. Hematoma subdural agudo
El HSD agudo es una complicación común en pacientes de edad avanzada con tratamiento anticoagulante (tanto con antiagregantes plaquetarios como con anticoagulantes orales -Sintrom-), que sufren golpes traumáticos en el cráneo.
Debido al traumatismo, se produce una rotura venosa intracraneal que provoca que el espacio subdural vaya aumentando de tamaño progresivamente. Esto genera una clínica rápida en la que el paciente evoluciona en horas o días a una situación neurológica grave.
Los síntomas más comunes del HSD agudo son la pérdida progresiva y veloz del nivel de conciencia y la aparición de hemiparesias o pérdidas de fuerza.
B. Hematoma subdural crónico
El HSD crónico se produce cuando la sangre remansada en el espacio subdural se coagula y sufre un proceso de degradación para ser reabsorbida, lo que aumenta la presión osmótica en la cavidad del hematoma que crea una tendencia progresiva a que su tamaño vaya en aumento, aumentando cada vez más la presión intracraneal. En estadios avanzados de la cronificación del hematoma, se puede formar una membrana bajo la duramadre que continúa segregando líquido a la cavidad.
Los síntomas más típicos del HSD crónico son la aparición lenta y progresiva de una triada clínica que consiste en el deterioro intelectual progresivo, la alteración de la marcha y la incontinencia de los esfínteres.
Diagnóstico
La tomografía computarizada sin contraste es la prueba radiológica de elección para el diagnóstico del HSD, tanto crónico como agudo. Además, el TAC sin contraste es la prueba de elección y la primera que se debe realizar ante traumatismo craneoencefálico y en la activación de Código Ictus.
Los principales hallazgos son la imagen en forma de semiluna entre el cerebro y el tejido óseo. Este hallazgo puede poseer una densidad alta o baja respecto al tejido cerebral, lo que dependerá del estado evolutivo del hematoma.