Diagnóstico final: Fractura patológica por quiste óseo simple.
Discusión
Radiografía simple. El quiste óseo simple (QOS) es una lesión asintomática, cuyo diagnóstico suele ser casual al realizarse un estudio radiológico por otro motivo, o, como en este caso, por una fractura debido al adelgazamiento y debilidad de la pared ósea, la cual suele ser la complicación más frecuente. Al ser un hallazgo casual la mayoría de las veces, no se suelen dirigir técnicas específicas para su detección, pero otras pruebas como la Tomografía Computarizada y la Resonancia Magnética pueden aportar información sobre el tipo de contenido líquido (seroso, sanguinolento) de la lesión y el grosor (y, por tanto, posibilidad de fractura) de su pared.
Radiológicamente, se observa como una lesión radiolúcida medular central en la diáfisis del hueso humeral, bien delimitada y con adelgazamiento cortical. En este caso, debido a la fractura, se observa un fragmento de hueso cortical «flotando» en el interior de la lesión dando el característico «signo del fragmento caído», el cual nos indica que el contenido de esta entidad es líquido y que, por tanto, se trata de un quiste.
Radiografía simple AP (a los 3 meses)
Radiografía simple AP (al año)
En la radiografía a los 3 meses se observa consolidación de la fractura, aunque todavía se ven zonas y líneas más radioopacas en comparación con la radiografía al año, donde ya se observa el hueso completamente regenerado, sin signos de fractura y con material radiolúcido del quiste subyacente. El tratamiento para la recuperación de la fractura es clásico, mediante inmovilización con férula. Sin embargo, tras fractura, solo el 8% (aproximadamente) de los quistes óseos evolucionan a la curación, y aunque se podría simplemente mantener en observación, esto supone un estrés y una preocupación constante, especialmente en niños, sumado al alto riesgo de fracturas de repetición. Por tanto, muchas veces se prefiere intervenir y tratar dicho quiste si no se resuelve espontáneamente tras la resolución de la fractura patológica. El tratamiento habitual puede ser mediante cirugía abierta (curetaje y relleno con injerto óseo) o mediante tratamiento percutáneo (infiltración con corticoides, con agentes fibrosantes, perforaciones múltiples). La infiltración con corticoides se considera de elección por muchos autores, debido a su menor número de complicaciones, su sencillez y su alta eficacia.