DIAGNÓSTICO FINAL: Osteomielitis crónica
COMENTARIO
Para el estudio de las fracturas óseas suele ser suficiente la realización de una buena historia clínica (exploración física, valoración de los signos y síntomas, como dolor, tumefacción, etc.) y, como prueba de imagen inicial, una radiografía simple, generalmente en 2 proyecciones: PA y Lateral, la cual debe realizarse siempre, pues nos aporta valiosa información anatómica y de posibles alteraciones, que posteriormente nos harán tomar una decisión u otra (si bien es cierto que no es la prueba más específica en este caso en estadios precoces, pues los hallazgos no suelen observarse hasta pasadas 2 semanas; en nuestro caso, sería la RM la técnica de elección); aunque actualmente es la prueba de imagen por excelencia en el estudio inicial de la patología del sistema osteoarticular.
La radiografía es una prueba de imagen entre cuyas aplicaciones destacan: antecedentes de traumatismo, sospecha de infección, tumores óseos y de partes blandas, evaluación articular y el seguimiento de la respuesta a un tratamiento. En nuestro caso se dan suficientes condiciones para la realización de una Rx simple: traumatismo, sospecha de infección, evaluación articular…
La radiografía del paciente nos permite valorar la presencia de un engrosamiento perióstico, una reacción ósea esclerótica y áreas satélite (cloaca) en la médula ósea. Además, el paciente refiere dolor y presenta inflamación en la pierna afectada, por lo que la clínica es compatible con el de una infección.
Una vez valorada la radiografía, y ante la necesidad de concretar el tipo y el alcance de la infección que sufre nuestro paciente y de la que no podemos extraer dicha información por medio de la radiografía, la siguiente prueba de elección sería la RM, pero debido a su alto coste y baja disponibilidad, realizamos en su lugar un TC (a pesar de tener como gran desventaja la elevada dosis de radiación).
En el TAC con contraste podemos apreciar el tejido de granulación en el centro de la médula ósea, caracterizado por una pequeña “condensación” heterogénea, así como el trayecto fistuloso de la fractura y el engrosamiento de la cortical que apreciamos en la radiografía.
DIAGNÓSTICO FINAL: OSTEOMIELITIS CRÓNICA
La osteomielitis es un proceso infeccioso, agudo o crónico, que se asienta en el hueso, y generalmente de origen bacteriano. Existen algunos factores de riesgo que favorecen su aparición como la diabetes mellitus, hemodiálisis, heridas/traumatismos cutáneos o la presencia de material protésico; bien por diseminación hematógena (la vía más frecuente en niños) o por afectación directa del hueso (nuestro caso clínico).
Las técnicas de imagen son una herramienta útil para su diagnóstico y control evolutivo. Los hallazgos radiológicos en Rx-simple, ecografía, TC y RM son característicos tanto de la técnica empleada como del tiempo de evolución de la infección, localización de la misma y, en algunas formas de osteomielitis poco frecuentes, hallazgos de mayor especificidad que es preciso conocer, así como la historia natural de la enfermedad.
Es importante tener presente en todo momento la historia clínica del paciente, y que ésta sea compatible con los hallazgos, para establecer un diagnóstico diferencial frente a otras patologías:
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- Infección de tejidos blandos: puede acompañar a la OM pero también de forma aislada.
- Artropatía de Charcot: neuroartropatía que en ocasiones se asocia a la OM y puede ser indistinguible. El uso de gadolinio en la RM puede ayudar en el diagnóstico diferencial.
- Osteonecrosis: generalmente existe una condición previa predisponente que ayuda en el diagnóstico diferencial.
- Gota: presentación más aguda y frecuentemente asociada a hiperuricemia.
- Fracturas
- Bursitis
- Neoplasias (sarcoma de Ewing; osteosarcoma…)