El melanoma metastásico es una enfermedad incurable, con una supervivencia media de 7-8 meses si se trata de metástasis únicas, y de 2 meses si se producen en tres o más localizaciones. La tasa de supervivencia es menor del 10% a los 5 años y del 2% a los 15 años.
No existen recomendaciones estándar sobre seguimiento y pruebas complementarias en pacientes diagnosticados de melanoma. En los pacientes con melanoma de bajo riesgo, algunos expertos proponen realizar radiografía de tórax y analítica básica con LDH36, mientras que otros consideran que no es preciso realizar pruebas complementarias, ya que la rentabilidad en la detección de metástasis es muy baja y el número de falsos positivos es alto (15%). Sin embargo, la mayoría coincide en la necesidad de realizar un TC toracoabdominal periódico en caso de melanoma de riesgo intermedio o alto.
En las visitas de seguimiento es vital realizar una historia clínica detallada y sistemática, con preguntas dirigidas hacia la detección de lesiones ocupantes de espacio. Debemos de explorar meticulosamente las adenomegalias y visceromegalias y prestar atención a cualquier nevo que haya aparecido de novo. En caso de sintomatología focal se deben realizar las exploraciones necesarias. Las revisiones deben efectuarse entre una y cuatro veces al año, según el grosor del tumor, durante al menos 3 años. A los pacientes con melanoma en estadio I se les puede dar de alta a los 3 años, mientras que al resto se les realiza seguimiento durante 2 o 3 años más cada 6 meses.
Nuestro paciente, diagnosticado de un melanoma de alto riesgo, actualmente acude a revisión cada tres meses y se le realiza un TC toracoabdominal. Esta prueba diagnóstica es más barata que la RMN y su realización requiere menos tiempo y es menos angustiante para el paciente. Tras la realización de la TC, que permite ver muy bien el hueso, vemos una lesión hipodensa en L4 que no se observaba en el control anterior, a finales de noviembre de 2021, por lo que su aparición ha sido rápida. Tenemos que sospechar de una metástasis del melanoma en la región lumbar, pues tienen una gran capacidad de diseminarse por vía hematógena.
A continuación debemos hacer una RMN, que nos permite caracterizar mejor la lesión y ver si hay compresión radicular. La RMN es una prueba diagnóstica sensible a las lesiones. Recordemos que en T2 se ven hiperintensos el líquido cefalorraquídeo, quistes, tumores y agua libre. En este paciente vemos una lesión hiperintensa en T2 a nivel de L4 con compresión radicular.