El TAC (tomografía axial computarizada) es la técnica de elección para el diagnóstico diferencial entre un ictus hemorrágico, isquémico o cualquier otra causa responsable de los síntomas. En la fase hiperaguda, el TAC tiene una sensibilidad muy baja para descartar un ictus isquémico y una sensibilidad muy alta para los ictus hemorrágicos.
El TAC craneal es la prueba de elección ante la sospecha de un ictus gracias a su rapidez, disponibilidad y alta sensibilidad. Por ello, la prueba que se le pide es el TAC. Pero éste es negativo. Por tanto, de acuerdo a esta imagen no podemos determinar un diagnóstico. Sin embargo, el neurólogo no tenía claro si realmente se trataba de un ictus o no y necesitaba una prueba complementaria para poder asegurar su diagnóstico. ¿Cuál de las siguientes debería escoger?
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