La primera prueba a realizar en un paciente con dolor abdominal (y sin sospecha clara de patología que precise de una prueba distinta) es una ecografía abdominal [1]. Hay varias razones para seleccionar esta prueba de imagen: disponibilidad, precio, ausencia de perjuicios al paciente, sensibilidad…
La realización de radiografía simple abdominal y/o torácica en caso de dolor abdominal solo está justificada si hay sospecha de complicaciones como obstrucción intestinal o neumoperitoneo. El neumoperitoneo que puede ser causado por una diverticulitis complicada, con perforación de víscera hueca, patología bien frecuente en este escenario. Esta prueba aporta limitada información salvo en situaciones específicas [3].
Cuando se quiere estudiar el abdomen mediante radiografía simple, se realiza una rx simple de abdomen en decúbito supino, a la que se llama “radiografía simple de abdomen”. A ésta se añade una radiografía en bipedestación. Si no es posible poner al paciente en esta posición, se realiza una lateral izquierda con rayo horizontal.[4]
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